Toros sí o toros no

El nuevo mapa político conformado por peligrosos populismos tras las últimas elecciones celebradas en España, ha desencadenado una crisis ante la cultura de la tauromaquia en nuestro país. Son muchos los gobiernos que en distintos municipios se han lanzado a pregonar su intención de erradicar ?si es que no lo han hecho ya a golpe de resolución de alcaldía? los festejos taurinos de sus localidades.

Estas decisiones sectarias porque nacen de gobiernos sectarios, han puesto en pie de guerra a toreros y aficionados que ven cómo desde el más absoluto rencor y revanchismo, algunos pretenden prohibir por prohibir sin fijarse ya no sólo en los gustos de miles de taurinos, sino en el legado cultural que con sus decisiones se quieren llevar por delante con la misma fuerza que un Miura.

El último torero que ha estallado ante el acoso que están sufriendo ha sido José María Manzanares revelando su sentimiento con una frase que comparto y que tiene mucho significado: ? "Es un cachondeo, según el que gobierne, toros sí o toros no". Desde luego que las cosas no deberían de funcionar así, y quizás en ello ha influido también que desde determinados segmentos o instituciones no se hayan tomado las medidas necesarias para blindar unos festejos, que pueden gustar o no, pero que innegablemente forman parte de nuestra cultura y no desde hace poco como algunos quieren hacer creer, sino desde hace muchos siglos.

Que el culto al toro se viene realizando desde la edad de bronce y que llegó a Hispania desde otros países mediterráneos evolucionando con los siglos hasta nuestros días, es un hecho que está ahí y que nadie podrá borrar de los libros; por ello, creo que tratar de erradicar las huellas del legado histórico que nuestros antepasados nos dejaron, es una muestra de incomprensible radicalidad que no deberíamos de consentir.

España ha llegado a brillar por el mundo entero en los últimos siglos gracias a los mejores embajadores posibles; reyes, científicos, exploradores, médicos, inventores, empresarios, deportistas, cantantes, actores, y cómo no, también toreros, han llevado con orgullo el nombre de España allá por donde han pasado dejando impregnado por el mundo entero el rico patrimonio del pueblo español.

Un país con dirigentes que pretenden gobernar ?aun desde el ayuntamiento más pequeño? a base el rencor y de inquina, es un país abocado al fracaso más absoluto. El debate de toros sí o toros no, creo debería de estar ya superado bajo el equilibrio respetuoso de quienes aprecian el mundo del toreo y de quienes no. Desgraciadamente vemos que lejos de provocar ese equilibrio, hay quienes sólo disfrutan tratando de imponer su voluntad, alejándonos de la España del Siglo XXI, para acercarnos con su forma de hacer política a otros regímenes que desde luego, no queremos ni en pintura.