Viva España y su bandera

La celebración del 12 de octubre, Día de la Hispanidad, ha vuelto a provocar que de norte a sur y de este a oeste de nuestra geografía ondearan banderas de nuestra patria en calles y balcones.

Son muchas las cosas que conmemorar en una fiesta tan señalada y querida para todos los españoles de bien. El orgullo de ser hijos de esta gran nación debería de estar con nosotros todos los días de nuestra vida, pero el 12 de octubre, siempre he creído que es buen día para renovar ese sentimiento que nos hace únicos.

A lo largo de los siglos, nuestra patria, bajo los distintos reinos o sistemas políticos de otro orden, ha brillado en el mundo entero por importantes gestas y episodios que han llenado con orgullo miles de páginas de historia. Las hay también oscuras, claro está, pero la historia, al final, es la que es y nos guste o no, la conforman las unas y las otras.

Siempre me ha gustado saber que si hoy por hoy nos emociona en cualquier lugar ver nuestra bandera roja y gualda, se lo debemos al que es conocido como el mejor alcalde que tuvo Madrid. Y es que fue Carlos III, quien para evitar confusiones en alta mar con la bandera de su época, decidió que esos dos colores unidos y que tanto nos representan ahora, se fusionaran para jamás volver a provocar una duda o confusión.

Siempre he pensado que la bandera española nos representa a todos. Es verdad que todavía hay quien desde la más absoluta ignorancia continúa prostituyendo el significado de nuestra enseña con asuntos que nada tienen que ver con su significado. Pero eso es ya otra historia.

Lo que vemos que no cambia en esta historia reciente son las polémicas estériles llegada la celebración de esta festividad. Unas polémicas provocadas por parte de quienes no creen, ya no en los símbolos del Estado, sino ni en el propio Estado.

Estos días de atrás y a modo de aperitivo envenenado, hemos asistido a presenciar cómo aquellos que hasta hace pocos días aplaudían la bomba lapa o el tiro en la nuca, derribaban un toro de Osborne en tierras navarras por su carga de simbología hispánica. Ha habido quien incluso quizás llevado por la desesperación y frustración personal de no ser capaz de protagonizar una película española de calidad ?Freud se hubiera entretenido con él? se ha cagado literalmente en la patrona de España demostrando una vez más que aún no lo hemos visto y oído todo. Pero lo mejor de todo esto, porque lo hay, es que en un país con tantos y tantos millones de españoles bien nacidos, los mal nacidos, pasan desapercibidos. Algo bueno tenía que haber, ¿no creen?

Pese a todo, viva España y su bandera.