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En los 25 años del Grupo Latorre

En los 25 años del Grupo Latorre

Actualizado 24/10/2015 10:40

La importancia del acontecimiento se ve acrecentada todavía más, si la empresa creada y el posterior Grupo, tienen su inicio y desarrollo en nuestra provincia de Soria tan necesitada de la materialización de iniciativas emprendedoras.

La celebración del 25 aniversario de cualquier empresa constituye, siempre, un acontecimiento de primera magnitud por lo que supone de prestación de servicios a la sociedad, creación de puestos de trabajo y dinamización de la economía. La efeméride adquiere mucha más relevancia si esta empresa es el germen de un futuro Grupo Empresarial. La importancia del acontecimiento se ve acrecentada todavía más, si la empresa creada y el posterior Grupo, tienen su inicio y desarrollo en nuestra provincia de Soria tan necesitada de la materialización de iniciativas emprendedoras.

Pues bien, en estos días nos encontramos con un caso en el que confluyen todas las premisas antedichas. Se trata del Grupo Latorre, gestor de varias residencias de la tercera edad repartidas por la geografía provincial y nacional, y que conmemora sus bodas de plata. En efecto, allá en los albores de los años ´90 comenzó su andadura la primera residencia en Serón construida en la que fue la casa del abuelo Ignacio en la calle de Santa Ana y a la que se le puso el nombre de la Patrona del pueblo; Nuestra Señora de la Vega". Aquel ilusionante primer proyecto fue materializado por su promotor Eugenio Latorre, ante la incredulidad de muchos, tras sortear dificultades de todo tipo y, seguro que, tras pasar más de alguna noche sin dormir. Sin embargo, no sólo lo sacó adelante con éxito, sino que sentó las bases y fue el embrión del actual Grupo Empresarial que lleva su apellido.

El que esto escribe quiere adherirse incondicionalmente a la celebración de este 25 aniversario por un doble motivo. En primer lugar por la amistad y admiración hacia mi paisano Eugenio como artífice de la iniciativa y ejecutor del proyecto. Mi reconocimiento por su esfuerzo incansable, tenacidad en el trabajo, excelente gestión corporativa y su habilidad para motivar a las personas colaboradoras. Entre todos han logrado el éxito empresarial que hoy celebramos y el alcance de las metas propuestas.

En segundo lugar, me apunto a esta conmemoración por haber vivido muy de cerca las atenciones y cariño demostrados por todos los empleados de la residencia de Serón hacia la persona de mi madre durante su estancia en la misma.

Desde estas líneas quiero expresar mis más efusivas felicitaciones a los principales protagonistas del acontecimiento que son las personas; desde Eugenio y familia hasta el último empleado, pasando por la gerencia, los doctores, enfermeras, cocineros, cuidadores etc. La profesionalidad, amabilidad y buen hacer de todos ellos han sido las claves para que hoy celebremos esta conmemoración.

Todo aniversario hace referencia al pasado; sin embargo, la cortesía más elemental establece que, en las felicitaciones por el evento, siempre se formulen buenos deseos para el futuro. En el caso que nos ocupa vamos a proceder igualmente, pero antes haremos una reflexión sobre la función social a desempeñar por las residencias de mayores en ese futuro inmediato.

Actualmente el hombre vive más años que en el pasado debido, según los expertos, a los avances médicos, la mayor higiene y una mejor y más equilibrada alimentación. Sin duda, este aumento de la longevidad es una buena noticia, pero con la condición de que durante este alargamiento de la existencia, se pueda mantener una calidad de vida razonable. Por desgracia esto no siempre es así. Se podría decir que lo que se alarga, hoy en día, es la vejez. La gente es vieja durante más tiempo; pero, durante ese tiempo, arrastra consigo un organismo ya desgastado y más expuesto a tropiezos en su salud física y mental. Por esta razón, en nuestra sociedad desarrollada, la necesidad futura de residencias sigue resultando primordial para poder ofrecer a los mayores los cuidados acordes a cada situación personal y familiar.

Lo que sí resulta imprescindible es que estos centros tengan un personal con la cualificación y profesionalidad adecuadas. El trabajo de atender a personas mayores nunca resultó fácil ni cómodo. Para realizarlo son necesarias dotes especiales de amabilidad, motivación, paciencia, cariño y fácil sonrisa. Por fortuna, las actuales residencias del Grupo Latorre poseen personas adornadas con estas virtudes. Ésta es, a mi entender, la principal razón por la que les auguro y deseo un futuro prometedor. Con este equipo humano y trabajando en la misma dirección, estoy seguro que seguiremos sumando sucesivos aniversarios y tendremos la oportunidad de seguir felicitándoles.

José Antonio Alonso Hernández

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