La pieza, que data de la época del neolítico, fue hallada en el yacimiento de La Mina, y está fechada en el 3.500 a.C..
El Museo Numantino de Soria ha incorporado a su exposición permanente un menhir procedente del yacimiento de La Mina, en Alcubilla de las Peñas, recuperado durante la campaña de excavaciones dirigida por Manuel Rojo en 2008. La Delegación Territorial de la Junta destacó que, con esta pieza, el centro enriquece de "manera notable" su contenido y permite contemplar una "singular y excepcional" muestra de la cultura neolítica.
El equipo de Manuel Rojo recuperó los restos de un monumento neolítico datado en el 3.500 antes de Cristo y la pieza en cuestión es un monolito (menhir) de unas dimensiones aproximadas de 2,4 metros de altura y una sección máxima de 73 por 55 centímetros, fraccionado en cuatro fragmentos.
El menhir es de carácter antropomorfo, con tallado en uno de sus extremos en forma redondeada y con grabados de temas geométricos, en ocasiones en bajorrelieve, en el resto del cuerpo. Este monumento fue tallado en piedra arenisca de la zona y se encontraba cubierto en parte de líquenes y hongos, especialmente anclados en las zonas que quedaron en superficie.
Para posibilitar su valoración y estudio fue preciso proceder a su limpieza y consolidación, lo que permitió visualizar mejor sus características y sus elementos decorativos. La necesidad de estas actuaciones vino motivada por la importancia de la pieza, debido a su singularidad y a la riqueza de decoración.
"El menhir de La Mina es el único detectado en la meseta norte asociado a un monumento megalítico, a lo que se añade el interés de disponer de documentación científica, por lo que el contexto para el menhir es de los mejores que se conocen en la fachada atlántica, siendo además el único en el que se han documentado decoraciones bien relacionadas con los sistemas clásicos del arte megalítico de la fachada europea occidental", según explicó la investigadora Primitiva Bueno.
Instalación
Para su exposición, el Museo Numantino optó por la inclusión de la pieza en una peana de madera, visible por los cuatro lados, para que pueda mostrar las huellas de su utilización y reutilización en distintos momentos. Sus dimensiones, así como los más de 3.100 kilogramos de peso, supusieron también un condicionante para su montaje, teniendo en cuenta la correcta orientación del monolito y las necesarias condiciones de seguridad en la instalación.
Una vez asegurado el menhir en su peana de madera se colocaron los fragmentos uno encima de otro, pegados entre sí con resinas para grandes cargas, quedando así en un solo bloque la presentación de la pieza.