La Consejería de Agricultura y Ganadería destina ayudas a la mejora de la gestión de purines generados en las explotaciones porcinas de la Comunidad. La orden, que se publicará próximamente en el Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl), dispone de una cuantía de tres millones de euros que irán destinados a pequeñas y medianas empresas.
La orden, que se publicará próximamente en el Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl), dispone de una cuantía de tres millones de euros que irán destinados a pequeñas y medianas empresas.
Estas ayudas tienen como objetivo el fomento de la creación de infraestructuras de gestión de los purines; la instalación de sistemas de tratamiento que favorezcan la conservación y concentración de los nutrientes, facilitando su valorización y exportación; la adquisición de equipos de aplicación de purines al suelo, la implantación de equipos de medida de los nutrientes; la construcción de balsas u otro sistema de almacenamiento; y la financiación de iniciativas empresariales que garanticen un uso sostenible de los purines tanto agronómica como medioambientalmente, en especial en lo referente a la preservación de la calidad de las aguas subterráneas y a la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero.
La Consejería de Agricultura y Ganadería considera conveniente subvencionar estas inversiones con el fin de ofrecer soluciones a la gestión de purines en las explotaciones ganaderas que permitan asegurar la viabilidad de las explotaciones.
La cuantía a percibir por los beneficiarios llegará hasta un 40 % en el caso de las explotaciones individuales, y si el titular de la explotación porcina es un joven ganadero, el porcentaje de ayuda podrá ascender hasta el 60 % del importe justificado. En el caso de las asociaciones, organizaciones y agrupaciones de titulares de explotaciones porcinas y otras figuras como agrupaciones de Defensa Sanitaria Ganadera, cooperativas y sociedades agrarias de transformación, las ayudas se incrementan hasta el 60 %.
El ejercicio de la actividad ganadera en régimen intensivo puede ocasionar, en determinados casos, problemas medioambientales derivados de la gestión de residuos, especialmente purines procedentes de las explotaciones porcinas.
La dificultad aumenta en las zonas vulnerables, en las que la carga ganadera tiene como factor limitante la disponibilidad de superficie para gestionar los purines de forma convencional o su valorización mediante otro sistema.