"La desamortización forestal en la provincia de Soria, la génesis de los montes de socios" es el nuevo libro editado por al Diputación provincial. Su autor es Amador Marín. Son 626 páginas para conocer en profundidad un asunto que sigue teniendo actualidad.
El autor del libro, el ingeniero forestal Amador Marín, y el alcalde de Tardelcuende, Ricardo Corredor, acompañados por el diputado delegado de Cultura, Amancio Martínez, han presentado hoy jueves esta nueva publicación.
207.000 hectáreas se pusieron a la venta en la provincia, de ellas desde 1855 hasta 1864, aunque ha reconocido que es difícil conocer con exactitud las que finalmente se vendieron, ha subrayado Martín.
"El 91 por ciento de las subastas, 185.000 hectáreas, cambió de manos como mínimo", ha destacado.
La mayoría de las cuantificaciones de las propiedades estaban valoradas mayoritariamente a la baja.
España se quería modernizar como el resto de los países de Europa -construcción del ferrocarril´- y se planteó la venta de los bienes como manera de afrontar la deuda que tenía por las guerras carlistas.
Teóricamente a los propietarios se les devolvía el 80 por ciento de lo recaudado y el 20 por ciento se lo quedaba el Estado. Los pagarés del Estado se fueron devaluando y los ayuntamientos cobraron menos, ha recordado.
Marín, que trabaja en la Asociación Forestal de Soria, ha recordado que muchos propietarios de montes, contándoles sus historias, le han facilitado ir encontrando documentos que le han explicado lagunas que existían del conocimiento forestal de la provincia.
"Es un libro de consulta para el que realmente tiene interés y acercarse a la solución de lo que ha ocurrido en el siglo XIX con la desamortización forestal", ha resaltado.
Marín ha señalado que la desamortización se prolongó durante sesenta años.
"Las preguntas que nos hacemos en el siglo XXI tienen su explicación en el siglo XIX", ha apuntado.
De las dos amortizaciones, es la de Madoz (1855) la que tiene importancia en el sector forestal, en lugar de la de Mendizábal (1836), que es la que más se conoce, pero que afectó más a la venta de obras de arte y propiedades agrícolas.
Empezo en 1855 y cambió el panórama y puso a la venta todo tipo de bienes amortizados, entre ellos los comunes y propios de los pueblos.
En la provincia de Soria, se subastaron la quinta parte de la superficie de la provincia. Hasta 1924 se materializaron los cambios de la propiedad.
"Se vendieron 100.000 hectáreas en apenas dos años", ha resaltado.
Marín ha recogido en su libro porque se vendieron unos montes y otros no y porque la zona norte de Soria tienen una gran masa forestal pública en la actualidad.
"Se debe a que no se podía vender por el tipo de arbolado", ha señalado.
Lo que más se vendió en el siglo XIX eran terrenos desaborlados.
La Diputación provincial tuvo un papel protagonista en estas ventas, porque tuvo que manifestarse sobre si esos terrenos eran públicos.
"La desamortización se acabó pero sus consecuencias no", ha resaltado.
La mayor parte de los bienes fueron comprados por los propios vecinos de los pueblos, para salvar sus propios medios de vida, de producciòn.
"Ellos mismos se organizaron para poner cada uno el dinero que podía. Fue una actitud ejemplar de defensa de sus propio patrimonio y medio de vida. Posiblemente evitaron con ello la despoblación en el siglo XIX, que ahora estamos viviendo", ha resaltado.
El monte que se vendía lo compraron entre prácticamente todos los vecinos de los pueblos.
La Diputación dedicará este año dos números monográficos de su revista de Soria al bicentenario del Zarrón y al centenario del fallecimiento de Ramón Benito Aceña, que facilitó la construcción del Museo Numantino.