Esta tarde, el templo parroquial de Nuestra Señora de los Milagros acoge la celebración litúrgica propia del Jueves Santo con una ceremonia especial. Una docena de hermanos de la Cofradía de la Santa Vera Cruz se sientan en dos bancos paralelos y a ambos lados del pasillo central y descalzan sus pies para ser lavados por el presbítero, en memoria del gesto en el que Cristo hizo en la Última Cena y con el que abogó por el servicio a los demás, pese a ser llamado 'maestro' por sus acólitos.