El PSOE en las Cortes autonómicas pide a la Junta de Castilla y León que promueva e impulsar en cada una de las provincias de la Comunidad diversos itinerarios turísticos bajo la denominación general de "Rutas de los templarios en los reinos de León y Castilla".
Al mismo tiempo, la propuesta contempla que el Gobierno autonómico colabore con otras administraciones locales y provinciales en la puesta en marcha de dichos itinerarios.
Según ha informado el portavoz de Cultura y Turismo del grupo socialista, José Ignacio Martín Benito, la historia de los territorios que hoy conforman la Comunidad ha dejado un importante y rico patrimonio histórico, artístico y cultural, reconocido como uno de los valores esenciales en el artículo 4 del Estatuto de Autonomía.
Su aprovechamiento como recurso turístico es algo más que una posibilidad; es también una obligación por parte de las administraciones con competencia tanto en Cultura como en Turismo.
La debilidad económica de varias zonas del territorio autonómico incita a buscar otras alternativas o vías de desarrollo, especialmente en el medio rural, tan castigado en las últimas décadas por la despoblación.
Teniendo en cuenta que el turismo se revela como un sector de futuro, es preciso ofrecer productos atractivos al viajero y, en este caso, Castilla y León cuenta con un rico pasado histórico muy desaprovechado, "que está ahí y que necesita ponerse en valor", ha subrayado Martín Benito.
Para el procurador socialista, el turismo de interior y, en especial, el ligado a la historia, al arte y a acontecimientos del pasado, ha ido creciendo en Europa y también en nuestro país; en consecuencia debe potenciarse también en nuestra comunidad.
ORDEN DEL TEMPLE
La Orden de los caballeros del Temple fue fundada en Jerusalén en 1118 por el francés Hugo de Payns, para proteger a los peregrinos que iban a Tierra Santa. Se designaron así mismo "pobres caballeros de Cristo".
Dentro del actual territorio de la Comunidad de Castilla y León, fue la provincia de Zamora el espacio donde se dio la mayor densidad de encomiendas templarias. Las hubo en Villárdiga, Pajares de Lampreana, Tábara, Carbajales, Alba de Aliste, Zamora, Alcañices, Convento de Toro, Benavente, Villalpando? Ligados a la historia de la Orden del Temple, existen en la provincia zamorana diversos enclaves que, por sus restos monumentales, bien podrían formar parte de un itinerario o Ruta templaria. Por citar solo algunos: Alcañices, villa fortificada que perteneció a los templarios; Tábara y Mombuey, con sus iglesias románicas, Villalpando, con Santa María del Temple -hoy integrada en las dependencias del Ayuntamiento- y la ciudad de Zamora, donde el Temple poseía las iglesias del Sepulcro y de Santa María de la Horta.
Además, de los ya señalados en la provincia de Zamora, se han considerado tradicionalmente enclaves templarios en Castilla y León: Alija del Infantado (León) y los castillos de Cornatel y Ponferrada, en El Bierzo; la iglesia de la Vera Cruz (Segovia); la villa de Caracena, Peroniel, Castillejo de Robledo, con su castillo derruido propiedad de la Orden, la ermita de San Bartolomé en el interior del Cañón del Río Lobos y la ermita de Nuestra Señora de los Santos de Morón de Almazán (Soria); Ceinos de Campos y Muriel de Zapardiel (Valladolid); Terradillos de los Templarios (Palencia) o Valdeande (Burgos).
No obstante, algunos de los monumentos o enclaves considerados templarios desde la historiografía del siglo XIX, han ido experimentado cierta revisión en las últimas décadas.
Es el caso de las iglesias de San Bartolomé de Ucero (Soria), Villamuriel de Cerrato (Palencia) o la Vera Cruz de Segovia. En los tres ejemplos, la pertenencia al Temple ha sido cuestionada y rechazada por la historiografía más reciente, como recoge Joan Fuguer Sans en su trabajo "La historiografía sobre arquitectura templaria en la Península Ibérica", publicado en el Anuario de Estudios Medievales (2007). Entre otras referencias bibliográficas, Fuguer Sans se hace eco del libro Los templarios en la Corona de Castilla, de G. Martínez Díez (Burgos, 1993), en el que se descarta la vinculación templaria de las iglesias de Villamuriel de Cerrato (Palencia), San Bartolomé de Ucero y San Polo (Soria), al tiempo que "pone en duda la «templaridad», siempre polémica, de la Vera Cruz de Segovia".