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Conociendo al patrón

Conociendo al patrón

Actualizado 02/10/2016 12:28

El misterio que envuelve la vida del anacoreta, Saturio, no ha impedido que los sorianos lo convirtiesen en el patrón de la ciudad, en 1628. En ese año, comenzaron a celebrarse las fiestas otoñales que actualmente llenan Soria de deporte, teatro y música.

La belleza de la ermita de San Saturio en Soria no deja indiferente a nadie, y la leyenda que rodea la historia de la vida de Saturio engrandece, aún más si cabe, el atractivo del santuario.

Dice la tradición que Saturio nació en el año 493, en el seno de una familia adinerada. Una vez huérfano, el soriano decidió entregar sus bienes a los pobres, retirándose a la cueva donde se sitúa la ermita, para dedicarse por completo a la oración, contemplación y penitencia. La historia no ha podido construir al detalle la vida del anacoreta, pero a pesar del misterio que envuelve su existencia, los sorianos decidieron nombrarlo patrón de la ciudad en el año 1628. Fue a partir de ese año, cuando comenzó la celebración de las fiestas en honor a San Saturio.

Otra de las figuras importantes en la historia es Prudencio, que pasó junto a Saturio los últimos años de su vida. Los sorianos tampoco se han olvidado de él y eligieron su nombre para el paseo que llega hasta la ermita, y que discurre paralelo al río Duero.

La celebración es el 2 de octubre y los festejos transcurren alrededor de ese día. Unas fechas, que durante muchos años se ha dicho, marcan un antes y un después en la temperatura de la ciudad. Así lo recoge el libro 'El Santero de San Saturio' del historiador soriano Juan Antonio Gaya Nuño: "La traca, en la última noche de las fiestas, corta de una tajante manera cualquier conexión entre la canícula y el invierno. Así es como los ciudadanos más cumplidores de las leyes sorianas, no escritas, como la constitución británica, vestían un día de traje fresco y sombrero de paja; y, al siguiente, luego de la traca, acumulaban, sobre sus torsos, cuantos chalecos de punto, gabanes y bufandas les dictaban la previsión de sus Doñas".

Una afirmación que no deja de corroborar el refrán soriano: "haga frio o calor, San Saturio el día 2", que une ambos términos meteorológicos en la misma oración.

EL SANTERO

Durante la historia de la ermita de San Saturio, uno de los lugares más visitados en la actualidad por los turistas, una personalidad ha sido la protagonista; el santero. Gaya Nuño describe a la perfección en su libro, anteriormente mencionado, las tareas del trabajador. Cuenta el soriano que la misión del santero era tener abierta la ermita durante el día, encargarse de la limpieza y enseñar el lugar a los turistas. Además, debía ayudar al cura en la celebración de la misa, siendo un empleado municipal y no religioso.

En la época actual, tristemente, la figura del santero ha desaparecido, y solo se recuerda su presencia a través de los libros y de las historias, que los que le conocieron cuentan.

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