Has superado el equivalente laboral a ir a la clínica dental: has sobrevivido a la entrevista de trabajo. A continuación te llaman de la empresa para ofrecerte el puesto… ponen sus cartas sobre la mesa y ahora el balón está en tu tejado.
Muy probablemente tengas la tentación de aceptar inmediatamente, bien porque lleves un tiempo sin trabajo y te resulte urgente encontrar algo, bien porque parezca que va a ser el trabajo de tu vida. En cualquier caso no vayas tan rápido a descorchar el champán (por ahora, por lo menos), ya que hay algunas cosas que tal vez convenga pensar bien un par de veces.
Lo que es seguro es que vas a tener más margen de maniobra para negociar las condiciones de tu contrato antes de firmarlo que cuando llevas dos meses trabajando para la empresa, y evaluar los pros y contras de una oferta de trabajo antes de empezar con él es una manera de asegurar que entras con buen pie y que estarás cómodo en el futuro.
1. ¿Cumple con mis expectativas y necesidades mínimas?
Por descontado, la primera cosa que vas a tener en cuenta es la cifra que figura en el contrato. ¿El salario es justo respecto a tu posición y experiencia? ¿Y respecto a la cantidad de trabajo que te exigirá? Hay personas que deciden empezar un trabajo por su salario. Si tu objetivo es sacar el máximo beneficio económico posible, ¿lo estarías consiguiendo con este trabajo?
Si crees que lo que te ofrecen es poco, es el momento de negociarlo. Es complicado que te suban el sueldo antes del primer año de contrato, así que si aceptas el trabajo será mejor que estés contento con tu salario durante ese tiempo. Si cuentas ya con un trabajo y estás buscando algo mejor pagado, puedes ser selectivo y tendrás una baza con la que negociar.
2. ¿Qué extras ofrece la empresa?
Cada empresa configure sus prestaciones extra de una manera distinta, por lo que esta parte del contrato exige una especial atención. Recomendamos comparar con especial atención los del trabajo que tenemos ahora y los del nuevo para comparar gastos. Si, por ejemplo, somos usuarios de seguros médicos privados y el nuevo no lo ofrece, es un gasto extra que habrá que tener en cuenta y descontar mensualmente de nuestro sueldo. Para este tipo de gastos, en caso de no cubrirlo la empresa, conviene recurrir a créditos sin papeleos y así despreocuparnos.
3. ¿Tu cargo se corresponde con tus responsabilidades?
Esto puede parecer menos determinante que tu salario o incluso que los extras, pero es importante asegurarse de que tu cargo se va a corresponder con las tareas que vas a hacer en tu día a día de trabajo y con las responsabilidades que se te exigirán como consecuencia. Acláralo con Recursos Humanos durante la entrevista, ya que puede faltar información importante en lo relativo a las condiciones del cargo, las vacaciones, las horas extra… es necesario que todo esto se realice de modo escrito y no verbal, ya que, tirando de refranero "las palabras se las lleva el viento".
4. ¿Qué costes extra se van a derivar del trabajo?
En muchos casos, una mesa nueva y un salario más grande nos pueden distraer de toda una serie de gastos derivados de nuestro recién estrenado trabajo y que se pueden llevar una buena porción del sueldo si no los tenemos en cuenta antes de firmar. ¿Tu abono de tren va a duplicar su precio por la distancia de tu casa a la oficina? Si vas en coche, además de gasolina tendrás que tener en cuenta los kilómetros que irá acumulando… ¿Necesitas renovar armario para ir presentable a la oficina? ¿El horario te va a permitir conciliar tu trabajo con tu vida personal? ¡Todas son cosas a tener en cuenta para hacer balance! Intenta aclarar el tema de las dietas durante la entrevista si el trabajo te va a exigir viajar a menudo, ya que en algunos casos la empresa exige que las cubra parcialmente el empleado.
5. ¿Has estudiado bien a tu empresa?
Y no hablamos de la búsqueda rápida en Google del responsable de RRHH que te hizo la entrevista, o incluso tu potencial superior en la empresa. Nos referimos a investigar con algo de profundidad la actividad diaria de la empresa, qué dicen los antiguos empleados, qué tipo de artículos o noticias se han escrito sobre la compañía… Además de esto, tendrás que tener en cuenta cuál es la dirección del mercado en el que se inscribe la empresa y observar cómo está evolucionando tu cargo dentro del sector para hacer planes de futuro.
6. ¿Tienes otras ofertas sobre la mesa?
Si has tenido la suerte de recibir (o encontrar) varias ofertas de empleo al mismo tiempo tienes la ventaja de elegir la que mejor se adapta a ti. Pocas veces la vida es generosa, así que aprovéchalo y considera cada pequeño detalle de cada una de tus opciones. Elabora una tabla en la que compares fácilmente y de manera realista las empresas, las condiciones, el salario y escoge la opción que mejor encamine tu carrera hacia donde quieres llevarla.