Por el momento se han recopilado cerca de 10.000 documentos notariales y crónicas que contienen más de tres millones de palabras.
Un equipo de investigadores de las universidades de Valladolid, León y Burgos, junto con colaboradores de otros centros españoles, trabaja en la creación de un diccionario del latín medieval de los reinos de Castilla y León, en el marco de un proyecto promovido por la Unión Académica Internacional -la federación de academias nacionales e internacionales que trabajan en el campo de las Humanidades y las Ciencias Sociales y que incluye a más de 60 países de todo el mundo-.
El proyecto, denominado ‘Lexicon Latinitatis Medii Aevi Castellae et Legionis’ (LELMACEL) y coordinado actualmente por los catedráticos de Filología Latina Estrella Pérez Rodríguez (Universidad de Valladolid) y Maurilio Pérez González (Universidad de León), se inició en 1995 con el fin de recopilar todos los términos de los textos escritos principalmente en latín desde comienzos de la Reconquista (siglo VIII) hasta la unificación de los reinos de Castilla y León en 1230. El proyecto aglutina los territorios que pertenecieron a los reinos asturleonés y castellano durante ese periodo, excluyendo la zona gallega y la portuguesa.
Como ha recordado Pérez, a partir de su creación en 1919, la Unión Académica Internacional planteó la creación de un diccionario del latín medieval de Europa, pero al ser muy compleja la posibilidad de elaborar uno global a nivel europeo, algunos países -como Alemania, Francia, Inglaterra, Irlanda, Bulgaria, Hungría, Suecia u Holanda- comenzaron a llevar a cabo los de su territorio. En España los primeros trabajos se empezaron a desarrollar en Cataluña, hasta que el profesor Maurilio Pérez González pensó que los reinos de Castilla y León también merecían un diccionario de estas características.
“Los diccionarios se están haciendo por regiones porque en realidad el latín de la época, el latín que se escribe, es una lengua artificial que muchas veces utiliza palabras de la lengua corriente, bien porque se desconoce el término latino, bien por la necesidad de precisión, para evitar problemas. Así, las palabras en romance que se escriben en los documentos pueden ser diferentes en cada zona del territorio, incluso entre León y Castilla. No obstante, la idea de la Unión Académica Internacional es unificar a través de la Web los diccionarios de todas las zonas, y está empezando a trabajar en ello", ha detallado.
En el caso del diccionario de los reinos de Castilla y León, ya en el primer momento el profesor Pérez González planteó el uso de medios informáticos para llevarlo a cabo. “Hasta ese momento todos los diccionarios de estas características que se estaban elaborando en Europa trabajaban manualmente", apunta la investigadora, quien subraya que el fin último del diccionario “es proporcionar una ayuda útil para todos aquellos investigadores que estudian el mundo medieval".
En primer lugar, los investigadores escanearon todos los textos publicados en latín procedentes del reino de León, los “limpiaron", y los introdujeron en una base de datos, un trabajo que se prolongó durante cuatro años.
El corpus del diccionario está formado tanto por las obras más o menos literarias, principalmente crónicas, como por los documentos o diplomas notariales compuestos en esos dos reinos, textos relacionados, por ejemplo, con la compra-venta de tierras o la fundación de monasterios. Por el momento, se trabaja en el diccionario de León, y se han escaneado y estudiado 45 conjuntos de diplomas notariales -en torno a 10.000 documentos- y las escasas crónicas que se conservan, un total de siete. El número total de palabras, repetidas o no, se acerca a los tres millones, que supondrán aproximadamente 9.000 entradas lexicográficas en el diccionario, según las estimaciones que barajan.
“Estamos avanzando con el diccionario del reino de León. En 2010 publicamos una pequeña parte en papel, en una importante editorial belga de estudios medievales, con algo más de 3.000 palabras, alrededor de un tercio del total previsto", precisa la experta, quien señala que una de las particularidades del diccionario en el que están trabajando radica en que se trabaja por campos semánticos y léxicos –se van recopilando y estudiando todas las palabras que tienen que ver, por ejemplo, con los tributos, con el agua, el ajuar de la casa, la iglesia, la familia o los arabismos- en lugar de por orden alfabético.
Asimismo, las entradas del diccionario incluyen una información completa, que comprende todas las formas gráficas del vocablo -reservando la más frecuente para la entrada-, la etimología, los distintos significados, ejemplos con suficiente contexto de cada uno de los valores del término -recogiendo siempre el más antiguo-, la indicación del uso toponímico o antroponímico del vocablo con ejemplos, y notas informativas, cuando es preciso. Asimismo, al final de la entrada se indican las iniciales del redactor.
El equipo que trabaja en el proyecto está compuesto por investigadores procedentes de distintas disciplinas como filólogos latinos, hispanistas, arabistas e historiadores, una colaboración que la coordinadora considera “fundamental" para llevarlo a buen término. El grueso del grupo, compuesto también por Pascual Martínez Sopena y Carlos Reglero (Universidad de Valladolid) y Carlos Pérez González (Universidad de Burgos), ha obtenido recientemente la calificación de Unidad de Investigación Consolidada por parte de la Junta de Castilla y León, un distintivo que reconoce a los grupos de investigación de la comunidad que cuentan con un mayor nivel de calidad y de producción científica.
No obstante, en el diccionario trabajan además investigadores de otras universidades españolas como Santiago de Compostela y Zaragoza. Para llevar a cabo la iniciativa, el grupo ha contado desde el año 1995 con financiación procedente del Ministerio de Economía y Competitividad y de la Junta de Castilla y León, a través de diferentes proyectos subvencionados.