Los Jurados de la cuadrilla La Blanca, Íñigo Frandejas y Miryam Soto explican cómo es la experiencia de ser Jurado.
Han juntado a cerca de 90 personas dispuestas a ayudarles “y hemos tenido que decir que no a algunos amigos porque en la cuadrilla no cabemos más”. Y es que, para Miryam Soto, ser Jurada es casi una tradición familiar. En la decoración del local de La Blanca es fácil verlo. De las paredes cuelgan desde el cachirulo que se le puso al toro de La Blanca cuando sus padres fueron Jurados hace ahora 27 años hasta el bastón de su abuelo. “Nos hubiera gustado ser Jurados en 2014, para celebrar el 25 aniversario de mis padres, pero las circunstancias lo impidieron”. Y es que la tradición sanjuanera de Íñigo hizo que en ese momento fuera presidente de Los que Faltaban y no podía compatibilizar los dos cargos. También las paredes recuerdan que el Jurado ha presidido tanto esta peña como la Poca Pena en 2004 con sendos bastones colgando en una de ellas.
Además, la Virgen de La Blanca queda coronada por dos fofuchas vestidas de peña que reflejan el espíritu de estos dos sorianos que por nada del mundo se perderían sus fiestas de San Juan. Están ansiosos por disfrutar San Juan de un modo diferente, aunque echarán de menos vivir la saca como cada año, en la puerta a las doce. A pesar de ello están emocionados esperando el lunes del bailas, día en el que honrarán a su Virgen por las calles del barrio. Recuerdan ya como pasado el Catapán, el primer acto con los vecinos, en el que disfrutaron y se sintieron honrados por la presencia de todos los que acudieron. El nombramiento fue un día de muchas emociones y esperan que todas las fiestas sigan así. “Es una sensación extraña, tenemos ganas de que llegue la semana de San Juan pero a la vez no porque queremos disfrutar de cada momento. El tiempo pasa muy rápido, cuando nos nombraron parecía que quedaba mucho y ya no queda casi ni un mes. Se acaba volando”.