El director soriano elige como protagonista de su película al paisaje soriano. El proyecto codirigido por Tania Jiménez, con una vertiente educativa al ser realizado por alumnos de Formación Profesional, ovacionado por los asistentes a su presentación en el cine Gaumont.
La película ‘Sanfelices’ de Roberto Lázaro fue presentada en la apertura de la Semana de Soria en Buenos Aires con su ‘avance premier’ que emocionó y conmovió al público argentino que despidió con un prolongado y estruendoso aplauso a su director tras el estreno. La Semana de Soria en Buenos Aires se está desarrollando en el emblemático Cine Gaumont de la capital argentina y finaliza este el miércoles 30 de agosto.
Lázaro se encuentra muy animado de cara a la presentación de la película en España, aún pendiente de fecha. Hay que recordar que el filme forma parte de un proyecto educativo y que ha sido realizada en su totalidad por alumnos de dos centros públicos de Formación Profesional de Imagen y Sonido de la Comunidad de Madrid bajo la codirección de Tania Jiménez y él mismo.
‘San Felices’ le sirve al cineasta soriano para ofrecer imágenes de la geografía soriana a través de una entrañable cinta. El director ha emocionado presentando una historia de valores y sentimientos, donde de manera transversal se tratan temas como el de la crisis en la enseñanza pública, el abandono de los pueblos o la vuelta a los espacios de la vida en que se arrinconan una parte de las historias personales.
Pero sobre todo conmueve el argumento principal. La difícil relación de una madre con un tremendo carácter y su hijo que tampoco se queda atrás. La lucha de ambos por entenderse y respetarse.
Manuel es un joven estudiante cuya vida cambia por completo cuando su madre, Elena, sufre una embolia: deja de salir con los amigos y descuida sus estudios para trabajar y así poder pagar el centro de día donde la ingresa. Allí Elena conoce a Carmelo, un tipo curioso, apasionado por la astronomía, que acaba de llegar al barrio desde un pequeño pueblo donde ha vivido siempre. Su amistad le aportará la vitalidad y confianza que necesita para superar su enfermedad y le descubrirá la importancia de reencontrarse con las raíces. Gracias a él entenderá que observar las estrellas puede ayudarla a encontrar su camino y su destino.
Tras una recaída, Elena viaja con su hijo al pueblo de San Felices, el primer lugar donde ejerció como maestra, donde se enamoró por primera vez, donde nació Manuel, donde fue feliz, y al que nunca regresó hasta este momento.
Allí se evidencia el profundo amor que sienten el uno por el otro, pero también llega el momento de que Elena conteste a las preguntas que su hijo se ha hecho todos estos años.