Sotillo, Langa y el Teatro

A primeros de septiembre la noche se alarga. Un zagal-vigía indicaba por dónde se entraba al Salón Municipal cuyos bancos estaban ocupados expectantes de que se abriera el telón de un coqueto escenario donde burbujeaba nuestro teatro aficionado.

Estuve aquí cuando actuaron Alquimia 150 (junto al río) y Tizona que tuvo que suspender la función hecho que no ocurrió el día 6 ya que entre el público había hasta algún político.

Antonio López se hizo soriano a finales de los ochenta: dato curioso, escaso, muy castellano. Era un extraordinario docente de Teatro al que desearía ver ejerciendo como tal allá donde aún puede haber afición escénica en Soria. En Atletismo diríamos que tiene mano con la cantera tal y como en Teatro hay que insistir con los roles, con la declamación...

Volví a Sotillo, me puse en los papeles de actrices y actores de Langa, soporté con el público el ruidito de las cámaras frigoríficas hasta que las desenchufaron… Hizo buena noche de inicio de Fiestas en Sotillo, solté los nervios a la par que actrices y actores del Bambalinas en la adaptada Casa de Quirós de Arniches quienes demostraron que hay talento aficionado nada oculto al que apoyar con verdaderas ganas y con dinero.

Y después de estar un rato con ellos conviviendo en su felicidad tras desafiar a la cuarta pared los dejé recogiendo los bártulos para en la calma de la noche cenar en grupo junto al escenario de Sotillo del Rincón y la furgoneta de Langa de Duero.