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Tribuna de Sergio García, director de Soria Noticias
Hasta hace unos días Soria conservaba una genuina excepción entre las provincias españolas más pequeñas como era el conservar dos periódicos en papel de edición diaria. Y digo hasta hace unos días, porque -como bien sabrá el lector- desde el pasado 21 de septiembre Diario de Soria y Heraldo de Soria se convirtieron en un único periódico. Esto supone un nuevo hito negativo para la provincia de Soria. Todo lo que implique el cierre de un negocio o una empresa es una mala noticia pero al tratarse de un medio de comunicación es también síntoma y reflejo de la realidad que se vive.
Pero antes de seguir permítanme acordarme de todos esos profesiones, más de una veintena, que han visto como desaparecía su puesto de trabajo y que afrontan la difícil decisión de cambiar la que ha sido su profesión de toda la vida o de reinventarse en el sufrido – y créanme que lo es – mundo de los medios de comunicación en el siglo XXI.
Sostener un medio de comunicación, con condiciones dignas para sus profesionales y un modelo de negocio limpio que permita un periodismo libre es, a día de hoy, prácticamente una quimera. Los medios nos mantenemos gracias a la publicidad. Sí, esa tan molesta para el usuario pero que le permite enterarse de manera gratuita – o casi- de lo que sucede a su alrededor. Y cuantos más anunciantes mejor, para depender menos de cada uno de ellos. Y cuantos más lectores mejor, para poder vender mejor a los anunciantes. Y en una provincia como Soria, con un tejido industrial y comercial tan pequeño y con unos lectores potenciales reducidos cuadrar números es difícil.
Eso lleva al cierre de medios, a unas lastimosas condiciones laborales y da una situación de control excesivo a anunciantes e instituciones. Por eso que cierre un periódico siempre es una mala noticia pero, sobre todo es un mal síntoma. Un negocio, el del periodismo, que todavía no ha sabido adaptarse al nuevo entorno, donde es más prescindible y, a la vez, más necesario que nunca.