Artículo de opinión de Carlos Lafuente.
Me sorprendió leer que la Inspección de Trabajo ha denunciado a la Asociación Cultural de Muriel Viejo por tener abierta en su local (en los bajos del Ayuntamiento) una barra donde se toman unos refrescos y alguna cervecilla. Es importante decir que es el único sitio del Municipio donde se pueden juntar sus habitantes a charlar y discutir sobre despoblación. Y no hay bares.
Me enteré por la revista satírica “El Jueves” que la Inspección de Trabajo de Teruel también osó multar por los mismos motivos al municipio de Torre de Arcas. Y no me pareció tan chistoso. Torre de Arcas tiene 26 habitantes. En Muriel Viejo viven 46. ¿Alguién cree que una persona va a darse de alta para llevar como negocio un bareto para 46 personas (contando con que todas ellas fueran de vez en cuando)? ¿De verdad se puede considerar eso como un negocio o un trabajo?. Todos sabemos cómo funcionan esos teleclubes o como queramos llamarlos. Se mete a la barra el primero que llega y ya está.
Bla, bla, bla sobre despoblación. Creo que es muy importante traer repobladores a nuestros territorios. Pero ¿qué tal si cuidamos a los que ya están para que no se marchen?
Si queremos tomar la Ley a rajatabla y ser unos verdaderos recaudadores, les doy ideas: busquen las barras de las 12 Cuadrillas de San Juan, cárguense la fiesta de La Compra y La Saca y no dejen montar los chiringuitos a las Peñas en Valonsadero, persigan los pasacalles mañaneros de los pueblos de la provincia en los que se dan pastas y anises… ¡y gratis!. Eso si, a los establecimientos turísticos ilegales o piratas, al intrusismo en muchos sectores del comercio, a esos déjenlos tranquilos. ¡Manda…. narices! ¿o no?