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El "desgaste personal" provoca el cese de Ángel Romera

El "desgaste personal" provoca el cese de Ángel Romera

Actualizado 22/11/2017 13:21
Bernat Díez

El que fuese vicepresidente del CDV Río Duero pone punto final a una "etapa productiva que ha llegado a su fin". Uno de los impulsores del nacimiento y el mantenimiento de la entidad celeste en la élite del voleibol nacional anuncia su adiós.

Ángel Romera, vicepresidente del Club Deportivo Voleibol Río Duero, dimite de su cargo. Dice adiós. Ayer, cuando presentó su carta de dimisión irrevocable al presidente de la entidad soriana, Alfredo Cabrerizo, ya lo avanzó a los medios de comunicación. Se va. Sin embargo, seguirá “vinculado al club”, en los equipos de formación femenina, hasta final de temporada, como anunció en una rueda de prensa que ha ofrecido a lo largo de esta mañana en el Pabellón de Los Pajaritos. El “estrés” y el “desgaste personal” han ocasionado que Romera, uno de los impulsores en el nacimiento del actual Río Duero, diga basta. Se ha vaciado. Cargará pilas por otro lado. “Me voy porque la situación, que yo mismo me he creado con mi involucración en el proyecto, me está afectando en mi vida personal. A mi salud. He vivido 24 horas por el club. Poco a poco, las situaciones que se han dado me han minado”, se despedía Romera de esa forma. Se marcha en solitario porque entiende que debía despedirse “solo”.

Ni el “piénsatelo” de Cabrerizo le hizo recular. Estaba tomada su decisión. El Río Duero pasará sus primeras Navidades sin Romera. Carbón para el organigrama celeste, desahogo para el que fuese vicepresidente del club. Romera pone punto final a una trayectoria celeste, “de casi cuatro años y medio” de prolongación, que empezó en 2013. Él fue uno de los que salvó la presencia en la élite del voleibol soriano. Salió por la puerta que da acceso a la zona de prensa y la cerró con llave. Aunque estará siempre que el club le necesite. Como aquellos que se calzan la capa cuando la situación lo invita. Trajeado de azul, asumió la calma y la paz que aportan ese color. Leyó un comunicado de despedida. “Ha sido una decisión muy difícil de tomar, pero que tenía que tomar”, aseguraba. La tomó con “el cerebro”. Quizás el corazón le hubiese instando a lo contrario. Nada. “Una etapa productiva ha llegado a su fin”, sentenciaba.

El agotamiento de Romera, el hombre de las mil tareas

“Todo pasa factura. La estoy pagando”, explicaba Romera. Está cansado. Agotado. “Cuando uno arriesga, como he arriesgado yo, quiere tenerlo controlado todo al 100%. Y eso en una infraestructura bajo mínimos, como la que tiene la entidad, es materialmente imposible. Y más cuando se crece en tan poco tiempo, como ha hecho la entidad”, leía Romera. “Esto sigue”, avisaba y deseaba. “Con lo cual, para mí sería más estresante. Es difícil mantener ese crecimiento con los limitadísimos recursos económicos que tiene el Río Duero”, detallaba. El club soriano no es ni mucho menos el Unicaja Almería, une entidad potente. No tiene los mismos recursos y su existencia se entiende como supervivencia. La tensión de luchar por hasta el último céntimo han ayudado a que Romera anuncie su hasta siempre. “Nos peleamos por 200 euros. La infraestructura del club no ha crecido tanto. No tiene una sede”, expresaba Romera. Se va tranquilo. “He hecho todo lo que tenía que hacer para que el club saliese adelante”, explicaba una personalidad que ha “hecho de todo”. Maravillas, con el presupuesto con el que cuenta el Río Duero. “No había dinero”, apostilla. Se ha metido en “fregados”, en “batallas perdidas por el bien de la entidad”.

El castillo celeste se queda sin una de sus torres. ¿Se resentirá la estructura? No se sabe aún quien sustituirá a Romera en su cargo. “Espero que el Río Duero no se resienta con mi ausencia. Las bases del club están sentadas. La salud del club es buena. La continuidad está garantizada. Las cosas serán distintas. Ni mejor ni peor”, analizaba así su ausencia inminente.

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