Repoblación: una nueva etapa

Quiero pensar que la feria Presura, que se celebró en El Hueco hace dos semanas, será vista en los próximos años como el momento en el que la España Vacía se miró al espejo…, y se gustó a sí misma. Esa España descubrió en Soria que, si bien puede estar poco poblada, aún está habitada por gentes que tienen unas enormes ganas de luchar por su futuro.

Las cifras de Presura son las que sustentan esta opinión. Más de 60 expositores, unos 3.000 visitantes, 660 minutos de coloquios, mesas redondas y conferencias, con 41 ponentes: emprendedores, expertos, académicos, políticos, otros 480 minutos más de exposición de proyectos en la sección Ágora… y todo esto con los diferentes auditorios repletos de público.

La repercusión mediática de Presura fue también enorme, y no solo en el ámbito de los medios locales. Presura rebasó esa frontera, difícil de traspasar, para llegar a las televisiones nacionales (La 1 y Tele 5), programas de radio nacionales (La Ventana, de la SER; Las Mañanas de Herrera, de COPE), y prensa nacional y regional (Abc, El Norte de Castilla, El Mundo…).

En los medios digitales de toda España se informó de Presura y en las redes sociales las cifras también son rotundas. En Twitter, Presura tuvo un alcance potencial de 6,7 millones de usuarios, y se publicaron casi 9.000 mensajes sobre la feria. En Facebook las visitas a la página de El Hueco se incrementaron un 350% y se reprodujeron 16.000 minutos de vídeo.

Conseguir una difusión global del evento fue uno de los objetivos que se impuso el comité organizador porque solo de esta manera podría llegarse a ese público potencial al que Presura iba dirigido: al de las personas que quisieran emprender en el mundo rural.

Creemos que la España despoblada se ha despertado de su letargo y, sin caer en un optimismo falso, pero abandonando también su secular pesimismo, entra en una nueva etapa en la que la confianza en sí misma y un espíritu de trabajo, autocrítica y superación conviven con la siempre necesaria reivindicación de nuestros derechos.

Necesitamos urgentemente políticas y presupuestos reales que fomenten la repoblación. Necesitamos poner en marcha proyectos de impacto colectivo a los que podamos sumarnos todos los actores que trabajamos en la misma dirección. Reclamamos infraestructuras básicas para el desarrollo, como la conexión de internet de banda ancha. Reclamamos políticas de género que garanticen una igualdad real entre hombres y mujeres e incentiven la permanencia de la mujer en las zonas reales. Necesitamos vehículos de inversión específicos para invertir en los emprendimientos sociales que se generen en nuestra tierra. Necesitamos una fiscalidad que premie el esfuerzo de las empresas que desarrollan su actividad, contra viento y marea, en una clara inferioridad de condiciones, en nuestras comarcas más despobladas.

En resumen, necesitamos un compromiso del Estado a largo plazo, basado en un amplio consenso de todos, que permanezca más allá de la alternancia política en el Gobierno para sacar nuestra tierra adelante.

Pero, sobre todo, necesitamos convencernos de que nuestra tierra tiene futuro.