Esta ruta de turismosoria.es por La capital soriana de 4,1 kilometros, que recorre el centro y llega al entorno periférico de las márgenes del duero tras subir antes por el cerro del castillo, permite acercarnos a la Soria de los doce linajes y de las órdenes militares medievales.
En el Medievo irrumpieron con fuerza las órdenes militares-caballerescas de carácter religioso, cargadas de misterio y leyendas, de las que en la ciudad de Soria destacan las de el Temple, los Sanjuanistas y los Calatravos, cuyas huellas vamos a seguir a través de esta ruta. Además, se incorpora a la institución ‘mancomunada’ caballeresca autóctona: los Doce Linajes.
La ruta comienza en la iglesia de El Salvador. Fortún López, segundo señor o teniente de Soria (1127-1135), que estuvo presente en la donación de Calatrava la Vieja a los fundadores de la Orden de Calatrava, tuvo un nieto llamado como él, Fortún López, que se hizo cofrade calatravo y que fue quien mandó construir esa iglesia románica, donándola a la Orden de Calatrava, convirtiéndose posteriormente en encomienda y contando, además, con un hospital en 1485.
Desde la actual iglesia de El Salvador se va a la calle de El Collado, continuando hasta la plaza de San Blas y el Rosel, conocida como la plaza de la Tarta, porque en el centro hay un basamento circular con los escudos de los Doce Linajes de Soria, en los que se adscribieron las principales casas nobiliarias locales.
Precisamente, una de ellas -la de Francisco López de Río y Salcedo ‘el rico’- construyó el gran palacio renacentista conocido como Palacio de los Condes de Gómara.
Desde este palacio, por dos callejones que atraviesan la calle Zapatería, se accede a la plaza Mayor por el Arco del Cuerno, donde está el Ayuntamiento, en el solar donde estuvo a antigua Casa de los Doce Linajes.
Las huellas de las órdenes militares nos llevan al parque del castillo, tras pasar por la iglesia de la Virgen del Espino. Desde el castillo, por la pasarela que desciende hasta el río Duero, se va hasta el monasterio de San Polo (XII-XIII), en la carretera de acceso hacia San Saturio, ahora rehabilitado. Sin embargo, Gustavo Adolfo Bécquer situaba el monasterio templario en San Juan de Duero (junto al puente de piedra).