Europa debe escuchar la llamada de Soria

1.137. Ese es el número de habitantes que ha perdido la provincia de Soria en los últimos 12 meses. 6 años ya perdiendo población por encima de los 1.000 sorianos. La provincia tiene menos de 89.000 personas. Hay 70 ciudades de España que tienen más vecinos. Datos y más datos, datos que reflejan lo que todos ya sabemos y es que Soria se muere poco a poco. Tanto que ya no resulta tan inviable pensar en la desaparición de la misma como unidad territorial y administrativa.

Revertir esta tendencia ni es sencillo ni se puede realizar a corto plazo. Pero ante todo, tratar de hacerlo es una cuestión de voluntad política, y los políticos españoles ponen poca voluntad a aquello que les aporta poco rédito. Y no nos engañemos, la rentabilidad política de la causa de la despoblación cotiza a la baja por pura definición. Por eso Soria llama a las puertas de Europa como último recurso. Último por ser lo más cercano en el tiempo y último porque si esta fracasa no habrá más oportunidades.

¿Los objetivos? Por un lado lograr que a la hora de fijar qué zonas necesitan más apoyo no solo se tenga en cuenta la renta per capita de un territorio, sino también criterios como la despoblación o el envejecimiento. Por otro, que los fondos europeos que se usen para luchar contra esta lacra se gestionen por las administraciones locales o que, al menos, sean finalistas para evitar que se usen para otras cosas.

Servidor, que se declara europeísta convencido, siempre ha visto en lo que muchos ven como el mayor defecto de la UE una de sus grandes virtudes. Su lejanía y burocracia suelen garantizar decisiones más justas, menos influenciadas por el trending topic y – quiero pensar- más técnicas y menos políticas. El lobby soriano debe aprovechar esta semana para que, a partir de 2020, las cosas empiecen a cambiar. Soria llamando a Bruselas ¿hay alguien ahí?