La víctima explicó que al principio entendía los hechos a modo de juego, pero cuando en el colegio, en clase de educación sexual, entendió el alcance de aquellas conductas.
La Audiencia Provincial de Soria ha condenado a nueve años de prisión un varón como autor responsable de un delito continuado de abuso sexual a su hija menor de edad durante 12 años, dese los 4 a los 16 años, según recoge el fallo de la sentencia facilitada por el Tribunal de Justicia de Castilla y León.
El acusado no podrá acercarse a ella a menos de 300 metros, su domicilio, lugar de trabajo, estudio o cualquier otro lugar frecuentado por la misma, ni tampoco podrá comunicarse con la víctima por cualquier medio o procedimiento por un tiempo de 15 años.
En materia de responsabilidad civil, el condenado deberá indemnizar a su hija con la cantidad de 60.000 euros, más intereses legales que correspondan. Asimismo, se le impone el pago de las costas procesales, incluidas las causadas a la acusación particular.
La víctima relató en el juicio los detalles en los que "se aprecia persistencia en relación con las diferentes declaraciones prestadas a lo largo de la causa", según explica la sentencia, y "con cuantas ocasiones la víctima ha ido desvelando la situación vivida a manos de su padre".
Estos hechos son tocamientos desde los 4 a los 16 años, consistentes en episodios de besos con lengua y succión de pezones, múltiples tocamientos en las partes genitales y pechos, varias masturbaciones que realizó a la menor y también las que ésta tuvo que practicarle a él, colocación del pene en la entrepierna, dos intentos de penetración a los 6 y 9 años, y un acceso bucal en el año 2007 como acción más gravemente penada de todas las cometidas.
Dicha declaración fue prestada de forma contextualizada, distinguiendo los momentos, incluyendo sensaciones y detalles que demuestran las características de una experiencia realmente vivida, y no como ensoñación o fruto de una confusión, tal y como alegaba la defensa. Asimismo, se incluye que a estos abusos reiterados pueden añadirse otros tocamientos cuando la menor se encontraba dormida.
La sentencia recoge que, en un principio, la víctima explicó que entendía los hechos a modo de juego, pero cuando en el colegio hicieron la clase de educación sexual entendió el alcance de aquellas conductas. Asimismo, a lo largo de su vida, la joven ha ido desvelando sus experiencias a las personas que le rodeaban, claves en el juicio.
La denuncia llegó una noche cuando la víctima había alcanzado los 18 años, y aunque había narrado que deseaba denunciar días antes, ese día ingirió alcohol y lo confesó todo en el propio Hospital Santa Bárbara.
La víctima comenzó a sufrir abusos sexuales por parte de su padre cuando tenía 4 años y residía en Bolivia, momento en que la madre se trasladó a España. En el año 2005 se trasladó la familia a Soria, cuando las conductas cesaron por un tiempo, si bien cuando la menor cumplió 8 años volvieron a producirse.
El fallo reitera que la víctima ha narrado "de forma plenamente coherente, durante aproximadamente tres horas, las experiencias de carácter sexual a las que se vio sometida por parte de su padre desde que contaba aproximadamente 4 años y hasta los 16 años, momento en el que cesaron, cuando la víctima comenzó una relación sentimental", por lo que se descartan "defectos de credibilidad o verosimilitud en el relato de la víctima".