Diana Quer

Desde que Diana Quer desapareciera aquella fatídica noche de verbena, el tratamiento que alguna prensa ha dado al suceso hace sonrojar a cualquiera que tenga un mínimo de honestidad. Desde el primer momento se nos dibujó a una niña “guerrera” que había pasado por algunos problemas, a una madre de la que se insinuaba que sabía más de lo que contaba o que directamente mentía y que mantenía, además, una mala relación con la hija y a un padre que parecía más interesado en salirse con la suya que en lo que le estaba pasando a su hija.

Y cuando hablo de cierta prensa, no hablo del Sálvame, hablo de telediarios en los que se dedicaba buena parte del tiempo a no dejar que la verdad estropeara una buena historia sazonada con los mejores ingredientes, dinero, poder, desamor, mentiras, venganza…los ricos también lloran. El horrible desenlace ha acabado por poner a cada cual en su sitio, reparando la honestidad de la madre y el buen nombre del padre, implicado en esa causa que ha enarbolado junto con otros tristemente famosos padres de pedir que se mantenga la prisión permanente revisable para aquellos delitos especialmente execrables. No sé si la culpa es de quien manipula titulares o de quienes los consumimos con avidez, pero no deberíamos permitir que este tipo de cosas se repitieran, porque lo que han soportado estos padres y la memoria de la propia niña no deja de ser otro tipo de violencia a mayores de la que ya estaban sufriendo. Violentados y apaleados todos ellos. Si la reparación a las víctimas y a sus familias pasa por la prisión permanente revisable, manténgase la prisión permanente revisable. DEP Diana Quer y todas las Diana Quer del mundo. Y que también descansen sus familias, si es que ello es posible.