De 5,5 kilómetros, fácil de hacer, permite conocer los tramos y restos que se conservan de la muralla medieval, y disfrutar del entorno urbano y natural de su trazado. La muralla protegía unas 100 hectáreas, y su longitud tiene 4.100 metros, abarcando los cerros de El Mirón y el castillo, y acariciando la ribera del Duero.
El recorrido comienza en el centro de la ciudad, en El Collado, confluencia con las calles Claustrilla y Puertas de Pro. En este punto se puede ver el monolito que recuerda la localización de la Puerta del Postigo, que estaba flanqueada por dos tambores y un escudo de los Austrias de grandes dimensiones. Conviene atender la señalización. En dirección sur, al final de la mencionada calle Claustrilla, en el entronque con la calle Caballeros, se encontraba la Puerta de Rabanera. Luego se toma la cuesta de calle Alberca, donde estaba el Portillo de Santa Clara, llamado así por el convento de Clarisas que existía, reconvertido ahora en parque, y delimitado por un lienzo rehabilitado de la muralla.
En dirección este, pasaremos por donde estaba la Puerta de Valobos, la más meridional; para luego ascender al parque del Castillo. La muralla ascendía por el muro exterior del cementerio. El Castillo ofrece los restos de lo que fue que fue una gran fortaleza de doble recinto, pudiéndose ver el esqueleto de lo que fue la torre del homenaje.
Se sigue por la pasarela-camino que se toma por detrás del parador, descendiendo hacia el río. Se verán restos de la muralla. Ya en la ribera del Duero hay que ir por el paseo de San Prudencio, donde puede verse otro lienzo, zona en la que estaba la puerta de Navarra, la de más defensas.
Se continúa hacia el puente de piedra del Duero. En el paseo de la margen izquierda del río, frente a los Arcos de San Juan, hay otro tramo de muralla con cubos. Se verá un acceso en la muralla que asciende hacia El Mirón, siguiendo la señalización.
Se ve otro lienzo de muralla, desde la ermita de El Mirón hasta el cruce con la carretera de Logroño, donde se ubicada la puerta de Nájera. Finalmente, se continúa por el paseo de la Florida a la iglesia de Santo Domingo, donde se localizaba la puerta del Rosario, para descender por la calle puertas de Pro hasta el punto de partida de esta interesante ruta de la capital soriana.
Una gran muralla: El tiempo fue haciendo mella en la imponente muralla medieval de Soria, una de las más importantes de esa época en España que, por desgracia, no se ha conservado. Curiosamente, la Guerra de la Independencia (como en otros lugares de España) provocó su deterioro más grave, y la destrucción del castillo.
Seis puertas de acceso a Soria: La muralla tenía numerosos cubos defensivos, 6 puertas fortificadas, 2 portillos, y casi 100 hectáreas de superficie protegida dentro del perímetro amurallado. La muralla transcurre por parajes interurbanos de interés.
El castillo: El castillo es un tenue recuerdo de lo que fue una gran fortaleza de doble recinto con una gran comunidad judía viviendo al abrigo de su protección. Sus restos son ahora sólo un parque, y sólo se conserva el esqueleto de la torre del homenaje.