Artículo de opinión de María José Fuentes, concejal del PP en el Ayuntamiento de Soria.
Próximo ya el 8 de marzo, toca plantearse si se está avanzando en este arduo camino que es la consecución de la igualdad entre hombres y mujeres. Toca, además de perseguir la tan ansiada y justa igualdad salarial, hablar de lo más sagrado que poseemos las personas, la vida.
Alarma ver que, según dicen las estadísticas, las denuncias por violencia de jóvenes entre 14 y 17 años, lejos de disminuir, aumentan. No es que el machismo sea disculpable por razón de edad, pero sí que es cierto que los hombres y mujeres de las generaciones que nos preceden tenían por cuestión educacional y laboral otra manera de enfocar estos comportamientos, el consabido “aguanta, hija” o el “aguanto por mis hijos”. Pero a día de hoy, ¿qué está pasando para que los más jóvenes acosen, vigilen, acechen, en definitiva, maltraten a sus parejas? Qué está ocurriendo para que casi un treinta por cierto de jóvenes, ellos y ellas, encuentren normales estos comportamiento dentro de la pareja? ¿Cómo es posible que estos críos, hijos de una generación educada para erradicar las diferencias entre hombres y mujeres, parece que estén dando un paso atrás? Tienen toda la información y se les orienta desde pequeños para ser educados en igualdad y, sin embargo, los errores se repiten. Claro que las mujeres lo damos todo por nuestros hijos, y las que no los tienen lo dan todo para que este mundo marche. Todo y más, pero a estas generaciones de mujeres jóvenes nadie, a estas alturas, debería exigirles sacrificios. Algo no estamos haciendo bien. A todos los hombres nacidos de mujer, que creo que son unos cuantos, y a todas nosotros, mujeres, feliz 8 de marzo. Vivas las queremos. Vivas nos queremos.