Las guerras del siglo XXI

Mientras estamos entretenidos con la Semana Santa, los presupuestos y los viajes de Puigdemont los jóvenes están a otras cosas. Supongo que eso ha pasado siempre, pero creo que no está de más echar un ojo a lo que muchos piensan que es el futuro cuando en realidad es un presente que ya nos está arrollando. El pasado domingo 25 de marzo millones de jóvenes de todo el mundo su unieron para ver a un centenar de `influencers´ jugando a ´Fornite`, el último juego de moda. Recalco lo de ver jugar, que no jugar.

La cosa es que se juntaron millones de personas viendo en directo el evento. Tan solo `El Rubius´ reunió en su canal más de 1 millón de personas de manera simultánea. A ello súmenle los miles de espectadores de cada uno de los 100 youtubers más influyentes de habla hispana. En conclusión millones de personas en directo, compitiendo casi de igual a igual con la televisión de toda la vida. Y muchos se pregunta ¿por qué no nos hemos enterado de esto sí ha sido tan grande? La respuesta es que a los medios no nos interesa promocionar lo que es nuestra competencia. La batalla de esta era es TV contra Netflix y Youtube, medios digitales contra redes sociales, radios contra podcast… Todos compitiendo contra todos, en una relación de amor-odio, por atraer la atención de los ciudadanos y llevarse la mayor parte posible del pastel publicitario.

Pero la batalla no solo es entre medios de comunicación y las nuevas plataformas, también existe entre estas últimas y los creadores de contenido. Los Youtubers criticaron duramente a Youtube por no posicionar sus videos todo lo bien que ellos esperaban en la plataforma. Es un problema similar al de los medios con Facebook. Tú puedes tener millones de seguidores o suscriptores en tu Facebook o en tu canal de Youtube pero, ¿son en realidad tuyos? Si a Facebook, Youtube, Twitter o la plataforma que sea no le interesa que los usuarios vean cierto contenido por mucha comunidad que tengas estás jodido.

Una batalla con muchos frentes abiertos, con muchos matices en la selva que es internet y que los Gobiernos tratan de regular con la ayuda de las teleoperadoras que también quieren su parte del pastel. Una batalla más importante de lo que parece a simple vista, porque configura nuestra forma de ver y entender el mundo, de estar informados y de entretenernos y, por lo nato, nuestro prisma de la realidad, nuestros gustos, nuestros pensamientos e incluso nuestra ideología. Una batalla de la que la mayoría no somos ni conscientes pero que si disputa cada día.