¿Alguien sabe algo sobre Numancia 2017?

Me va a perdonar el lector porque creo que he escrito un artículo similar a este 4 o 5 veces en los últimos 2 años, pero también creo que el aniversario de Numancia es una oportunidad lo suficientemente buena como para insistir en ella. La conmemoración del 2.150 aniversario de la caída de Numancia llegó como una ocurrencia sobre la bocina. Sin un plan concreto pero como una ocasión para recordar que Soria, por ahora, sigue existiendo.

Pasó el año del aniversario con más pena que gloria pero al menos se decidió prolongar la ocasión hasta 2018 y 2019. Se creó una comisión en la que están representadas todas las administraciones; Ayuntamientos (de Soria y Garray), Diputación, Junta y Gobierno de España. La primera reunión efectiva fue en Madrid y se conoce que desde Soria no llevamos los deberes bien hechos y nuestros representantes se volvieron con los brazos vacíos. Ahora estamos pendientes de la segunda reunión, que no tiene fecha. Hay una frase que se le atribuye a Napoleón y que dice así "Si quieres solucionar un problema, nombra un responsable; si quieres que el problema perdure, nombra una comisión". La cita está pensada para otras ocasiones pero en este caso nos viene como anillo al dedo.

De momento Numancia 2017 o 2018 o lo que quiera que sea, es solo una sucesión de eventos sueltos. Porque eso sí, las Administraciones -todas en este caso- para que nadie les pueda acusar de haber creado un producto vacío, se dedican a poner el logo en cualquier sarao que preparan, venga o no venga a cuento. La última, una exposición sobre aviación, porque otra cosa no, pero a Retógenes y a Megara volar en avión era una cosa que les fascinaba.

Numancia 2017 necesita, si de verdad quieren que sea algo, dejarse de ocurrencias y ponerse a trabajar. Para empezar necesita alguien capacitado y con los contactos necesarios para que las grandes empresas (bancos, supermercados, eléctricas) aprovechen los rimbombantes beneficios fiscales de sumarse a un proyecto de “interés general”. Y a partir de ahí, con dinero, ponerse manos a la obra con un plan director arqueológico a medio plazo como Dios manda, crear un centro de interpretación acorde al siglo XXI y – y esto es más importante de lo que parece- lanzar una campaña de comunicación digna de un evento al que se le presupone una cierta envergadura. Porque a todo esto ya estamos a mediados de 2018, el tiempo pasa volando. ¿Tal vez por eso lo de los aviones?