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Cómo mejorar la artritis reumatoide

Cómo mejorar la artritis reumatoide

Actualizado 24/09/2018 10:30

Cuando oímos hablar de artritis pensamos en una inflamación de las articulaciones que causa dolor y que origina un deterioro progresivo de la zona afectada. Existen diversos tipos de artritis y la mayoría no tienen cura, pero hay una variante en la que los síntomas pueden mejorar ostensiblemente e incluso acabar remitiendo. Se trata de la artritis reumatoide y afecta a unas 200.000 personas en España.

La artritis reumatoide es una enfermedad vinculada al sistema inmunitario y en algunos casos se puede prevenir. Así lo han puesto de manifiesto recientemente los expertos en reumatología, que han celebrado un encuentro con la participación de 400 especialistas.

Síntomas y causas

Los síntomas de la artritis, sea cual sea su clasificación, son siempre los mismos: dolor articular, inflamación, rigidez y finalmente una deformación de la articulación. Las zonas más afectadas suelen ser manos, muñecas, pies, codos, rodillas, hombros y cadera, pero la enfermedad puede hacer mella también en otros órganos, como hígados, pulmones, corazón, ojos, riñones y piel. En estos casos, se pueden presentar síntomas como los siguientes:

  • Dificultad para respirar
  • Dolor en el pecho
  • Molestias en los ojos (picor o sequedad) acompañada de secreción (lágrima, legaña)
  • Sequedad en la boca
  • Aparición de bultos bajo la piel

Las causas pueden ser diversas: infección, fractura de la articulación, desgaste... pero en el caso de la artritis reumatoide el origen está en el propio sistema inmunitario. Por eso se la considera una enfermedad autoinmune.

¿Cómo se origina la artritis reumatoide? Se trata de un ataque del sistema inmunitario a los propios tejidos. En concreto, el organismo ataca al revestimiento de la cápsula articular o membrana sinovial, provocando una inflamación del cartílago y su posterior destrucción. El porqué de este autoataque se desconoce, aunque existen factores de riesgo como antecedentes familiares de la enfermedad, lesiones previas o alteraciones hormonales.

La edad también influye, ya que la mayor parte de casos en detectan en personas de mediana edad. También el sexo juega un papel destacado: el 60% de las personas afectadas son mujeres.

Reacción ante los primeros síntomas

La aparición de la artritis empieza a revelarse con diferentes síntomas. El cuerpo "avisa" con unos signos característicos, como pueden ser cansancio y debilidad, pérdida de apetito, rigidez muscular matutina y dolores en músculos y articulaciones.

Ante estos primeros síntomas, conviene acudir al médico para que realice un diagnóstico. En el caso de la artritis reumatoide, este periodo inicial es fundamental. Durante la pre-artritis, el sistema inmunitario está empezando a generar anticuerpos pero la enfermedad todavía no se ha desencadenado definitivamente. Es entonces cuando pueden aplicarse unas medidas preventivas que ayuden a combatir la patología. Según la Sociedad Española de Reumatología, conviene actuar sobre tres aspectos básicos:

  • Mantener una higiene periodontal: las investigaciones apuntan a que ciertas bacterias que se acumulan en la zona de la boca guardan una relación directa con la aparición de la artritis reumatoide. Conviene, pues, mantener una buena higiene bucal, prestando especial atención a la zona de las encías. La enfermedad periodontal es de tipo infeccioso y afecta a las encías y a los tejidos blandos alrededor de los dientes (gingivitis y periodontitis)
  • Dejar de fumar: el tabaco es un factor desencadenante de la artritis reumatoide, por lo que es necesario eliminarlo completamente cuando aparecen los primeros síntomas.
  • Mantener un peso adecuado: la obesidad es un factor de riesgo importante en la artrosis reumatoide, principalmente en los pacientes que empiezan a sufrir dolores articulares y que presentan ya los anticuerpos relacionados con la enfermedad (anticuerpos antipéptidos citrulinados positivos). Por otro lado, se sabe que el tejido adiposo juega un papel importante en el desarrollo de la inflamación articular, por lo que es importante mantener un peso adecuado.

Nuevos tratamientos

En función del tipo de artritis diagnosticada, los tratamientos pueden variar, pero lo más habitual es que se prescriban antiinflamatorios y corticoides, que alivian el dolor y reducen la inflamación. En el caso de la artritis reumatoide se suelen añadir también tratamientos biológicos (inhibidores de TNF) que bloquean los efectos perjudiciales de los antiinflamatorios.

Al margen de la farmacología, han aparecido novedades dentro del campo de la fisioterapia que están ofreciendo muy buenos resultados en el tratamiento del dolor. Una de ellas es la terapia de la andulación, desarrollada por la empresa HHP Spain. Se trata de un tratamiento combinado de calor infrarrojo y movimiento vibratorio, que ayuda a destensar la musculatura y favorece la relajación. Con ello se consigue una disminución del dolor y una mejora general del estado del enfermo.

La terapia se aplica a través de un dispositivo que puede instalarse en casa. El paciente, cómodamente estirado, recibe los beneficios del calor y la vibración. La postura es otra parte integrante del tratamiento: la posición boca arriba y con las piernas ligeramente elevadas, característica de las terapias de andulación, favorece la descarga muscular y ayuda a conseguir un efecto relajante.

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