Artículo de opinión de Carlos Lafuente, empleado público y contertulio, en Soria Noticias.
Vuelve la burra al trigo. Vuelvo con el tema de la despoblación. Y es que le doy vueltas a la cabeza sobre los debates (casi sólo eso hay) sobre la misma. Debe ser al ver como es tema de preocupación y desasosiego para unos, y nicho de negocio para otros. Me refiero a negocio como tal, sin más. Negocio etéreo pero lucrativo.
Para entrar en ese debate hay que ponerse el traje de andar en el mundo de las ideas, porque hechos hay pocos. Y hay que quitar el grano de la paja, porque me da risa cuando en Asturias o País Vasco lloran porque les duele SU despoblación. Hablo de la despoblación real, cruda y dura: la nuestra. La que no sé siquiera si tiene remedio o solo se pueden tomar medidas para que la muerte no se nos haga tan dura.
Una de las mejores ideas que he oído (tal vez a los dirigentes de FOES) es la que reclama medidas de discriminación positiva en el entorno fiscal. Medidas que hagan apetecible esta tierra a empresarios por las ventajas fiscales que pudieran tener. Cierto.
Pero digo yo que hará también falta mano de obra capacitada para que trabajen en esas factorías y negocios que se pretenden instalar. Y aquí no hay gente en edad laboral (casi de ninguna).
Pues bien, tal vez sea conveniente reivindicar beneficios laborales también. Tal vez estaría bien un estudio de cómo incidirían medidas para que trabajadores de otras latitudes se instalaran aquí. Por qué no beneficios para obtener permisos de trabajo rápidos y sin trabas a población que por sus características nos convengan. Al fin y al cabo siempre hemos sido tierras de extramadura, tierras de pobladores. ¿o no?