Ver pintar una cuadrilla a Ferrus es un ejercicio de fe sanjuanera. Soria Noticias acompaña al que seguramente sea el artista soriano más aclamado en estas fechas, Javier Pérez Herrero, durante la decoración del local de Santo Tomé, San Clemente y San Martín 2018.
Hablo de ejercicio de fe y no exagero. Sobre todo cuando llegas a la cuadrilla y te lo encuentras barriendo pintura sobre un tablón blanco de madera. Porque en la primera jornada de trabajo la escoba en su elemento fundamental de trabajo. Con ella “mancha” los tablones, un poco al tuntún, y donde lo demás solo ven precisamente manchas, él comienza a ver arte. “Allí va a haber una Saca espectacular” nos cuenta mientras señala una enorme mancha amarilla. Cercano, bromista y entrañable “el Ferrus” no se da importancia: “Ya veremos lo que va saliendo, si sale bueno qué grande es el Ferrus… y si no pues vaya mierda ha hecho el Ferrus este año”.
Alguna vez ha tenido que volver a empezar de cero, pero no por una cuestión artística. “Una vez un amigo mío era cuatro de La Cruz y San Pedro” comienza, “los amigos del jurado solían ir el viernes a la plaza con una bañera y decidimos pintarla en la Cuadrilla” narra disfrutando de aquel recuerdo cual crio que cuenta sus fechorías en el patio del colegio. ¿Resultado? Cuando lo vio la jurada se enfadó y se puso a llorar. Hubo que pintar de blanco y volver a empezar de cero, esta vez sin bañera.
A la tarde siguiente Ferrus vuelve a la cuadrilla, con la pintura ya seca en los tablones. “Huele a escabeche” se felicita mientras pide una caña. Ese día utilizará principalmente pintura negra y blanca. Coge un pincel y eso te tranquiliza, un pintor con un pince, todo empieza a encajar. Hasta que ves que no lo está utilizando para dar pinceladas sino para dejar caer la pintura. Si el tamaño del chorretón le parece muy grande utiliza una cucharilla para ir dando forma a las figuras. Unos toros por aquí, un torero por allá… con la cucharilla crea los cordones del calzado de los piñorros para asombro de todos.
Tiene unos bocetos en los que se fija, sobre todo, para hacer las piñorras. “Es lo que peor se me da”, asegura. Nadie lo diría. Trabajar en unas condiciones normales es ya todo un privilegio. “Una vez en la calle Marmullete pintamos un local altísimo, tuvimos que poner unos andamios” recuerda, otra vez terminó decorando la cuadrilla el propio sábado antes del Catapán. Anécdotas todas las que quiera. Un local de la plaza del Vergel todavía tiene sus pinturas tras unas cámaras de aire. Pero el arte de Ferrus no se queda solo en las paredes, el año pasado hizo 26 botas.
El tercer día la herramienta de trabajo principal es una esponja. Con ella da forma a la ermita de San Saturio de manera espectacular. Los presentes guardan silencio para dejar trabajar al artista pero a Ferrus no le gusta esa admiración y es precisamente él quien constantemente está pidiendo opiniones, bromeando o preguntando si hoy toca cenar el escabeche. Con la esponja pone sombras en los cuadros, para destacar las partes que más le gustan. Luego añade los entornos, las gente sanjuaneras, las sobras en el rio, los arboles de la Dehesa o da rojo a los portones de la Saca.
Desde luego, la técnica ha ido cambiando con el paso de los años. Con decenas de cuadrillas decoradas, algunos años hasta 3 locales para los mismos Sanjuanes. “La primera vez tardé un mes” recuerda. Fue en Santa Bárbara, dibujó un tastarro, “por aquella época todavía estaban permitidos”, y una saca “al estilo Mortadelo y Filemón porque me inspiré en un comic”. Reconoce que “antes dedicaba mucho más tiempo” hasta que Ferrus logró encontrar su propia técnica; una escoba, una cucharilla y una esponja. Y arte, mucho arte.