La entidad bancaria contempla un crecimiento del 2,5% y del 2,4% en 2018 y 2019, la creación de 35.000 empleos y una tasa del paro del 10% en la región.
BBVA prevé un crecimiento del PIB en Castilla y León del 2,5 por ciento este año y del 2,4 por ciento para 2019, con lo que se espera una "moderada aceleración" de la economía que poco a poco se equipara a la media nacional estimada en el 2,9 y el 2,5 por ciento respectivamente, a lo que se suma la creación de 35.000 nuevos empleos para estos dos años.
Así lo ha avanzado el economista jefe para España y Portugal de BBVA Research, Miguel Cardoso, y la directora Territorial Noroeste de BBVA, Yolanda Martínez-Bajo, quienes han presentado este miércoles en Valladolid el último informe 'Situación Castilla y León' del que se extraen estos datos que apuntan a que la tasa de paro se podría reducir hasta el 10 por ciento en el horizonte de 2019.
No obstante, frente a estos datos positivos Cardoso ha señalado algunos factores de riesgo que pueden mermar este crecimiento como la desaceleración del consumo y un entorno político en relación a la situación de Cataluña que puede generar un impacto negativo que en su mayoría se circunscribe a la Comunidad afectada pero que se podría extender a Castilla y León, lo que podría generar mermas de una o dos décimas en el crecimiento previsto.
Como reto importante para la economía de la región el economista jefe de BBVA ha señalado a la necesidad de reducir la tasa de paro, ya que un 10 por ciento es aún elevado y más si se tiene en cuenta la alta temporalidad, por lo que habría que ahondar en la generación de empleos de calidad. Además, según el informe, es necesario que los incrementos de costes laborales vayan acompañados de ganancias en la productividad que permitan mantener la competitividad.
El responsable de BBVA ha manifestado que sería positivo la aprobación del Presupuesto General del Estado por su impacto en las medidas fiscales y el incremento de los salarios de los empleados públicos fijado en un 1,75 por ciento, lo que podría provocar un aumento del consumo interno, lo que sería positivo para el conjunto de las autonomías.
Asimismo, ha advertido de que la celebración en 2019 de las elecciones autonómicas y municipales podría suponer un incremento en el gasto de las comunidades, lo que llevará a incumplir el objetivo de déficit fijado inicialmente en el 0,1 por ciento para ese ejercicio y que, a corto plazo, podrían repercutir en datos positivos pero a largo incrementaría la "vulnerabilidad" de la economía del país.
Cardoso ha explicado durante la presentación del informe que en 2017 la economía de Castilla y León experimentó un crecimiento del 1,9 por ciento, frente al 3,6 por ciento observado en 2016, una "desaceleración" que se basa en la evolución de dos componentes de la demanda, ya que se produjo una frenada en el consumo privado y una caída de las exportaciones como consecuencia de la reducción de ventas del sector automovilístico, donde destacó la reducción de ventas en Reino Unido.
No obstante, con respecto a los factores que impulsaron el crecimiento del PIB de Castilla y León destacaron la recuperación de la inversión, tanto en la construcción no residencial como en las importaciones de bienes de equipo, después de la contracción experimentada el año anterior, a lo que se suma el sector turístico que alcanzó un nuevo récord de visitantes.
En cuanto a 2018, los primeros datos disponibles apuntan a que en el primer trimestre el crecimiento del PIB regional podría acelerar hasta cerca del 0,7 por ciento, algo por encima del crecimiento del último trimestre de 2017 y una décima por debajo del conjunto nacional.
De continuar esta dinámica de recuperación, el crecimiento en 2018 se podría acelerar hasta un 2,5 por ciento en 2018, y mantenerse cerca de ese nivel (2,4 por ciento) en 2019, con lo que, según las previsiones de BBVA Research, la economía castellano y leonesa se acelera favorecida por la mejora del entorno exterior, que impulsará las exportaciones.
Además, la política monetaria continuará siendo expansiva también durante este bienio y es de prever un proceso de normalización lento, que mantenga los tipos bajos al menos durante todo este periodo. Ambos aspectos, según Cardoso, "apoyarán la mejora de la inversión productiva en la región".
Sin embargo, otros factores perderán fuerza de forma progresiva y, como consecuencia, el incremento de la demanda interna será menor que en años anteriores. Entre ellos, destacan el menor impulso por la 'demanda embalsada' durante la crisis, el reciente aumento de los precios del petróleo o el agotamiento en el recorrido a la baja de los tipos de interés.
Además, el turismo, en particular de residentes en España, podría comenzar a ralentizarse como consecuencia de la desaceleración de la demanda interna española. En este escenario, todavía persisten algunos riesgos para la economía de Castilla y León.
Por la parte externa, se mantiene la incertidumbre en torno al posible auge de tensiones geopolíticas, o de medidas proteccionistas, que limiten la recuperación del mercado global.
Asimismo, un aumento inesperado o intenso en el coste de financiación y del precio del petróleo también podría influir en la economía de la región, si bien el nivel de endeudamiento de la comunidad es menor a la media nacional.
A nivel interno, supone un elemento de riesgo el ajuste fiscal que debe hacer Castilla y León en 2018, como consecuencia del incumplimiento del objetivo del déficit en 2017.
"Los resultados de la Encuesta BBVA de Actividad Económica concuerdan con una economía castellano y leonesa que mantiene un crecimiento positivo, con señales de estabilidad en el conjunto de sectores pero con señales dubitativas, incluso relacionados con la demanda externa y la inversión", ha destacado.
Fuente: EP