Manuel Sevillano: "Ahora, antes de echarme a la cama, toca andar de puntillas para no despertar a la niña"

Pregunta: ¿Qué es lo último que hace antes de acostarse?

Respuesta: A día de hoy, caminar en silencio para no despertar a la niña cuando entro en la habitación. De puntillas.

P: Cuando tiene una tarde libre, ¿a qué le gusta dedicarla?

R: A pasear. A dar una vuelta por Soria. Collado arriba, Collado abajo. Saludo al que se me cruza.

P: ¿Libro o película?

R: Película.

P: Recomiéndeme una película.

R: Más que película, diría ‘Juego de Tronos’. Es una película muy larga, pero las comparo con otras que me han marcado y esta las deja a todas a la altura del betún.

P: ¿Qué música pone cuando se ducha?, ¿Canta?

R: Pongo mucho El Niño de la Hiopoteca. Vino hace poco a tocar al Avalón. Si estoy solo, canto mucho en todo momento. En la ducha, en el coche y en cualquier parte.

P: ¿Cuál es su palabra favorita?

R: Martina.

P: Si pudiera viajar en el tiempo, ¿iría al pasado o al futuro?

R: Iría al futuro. A ver cómo es eso. A ver cómo ha evolucionado la tecnología y cómo ha avanzado el mundo. En el 2500, por ejemplo.

P: ¿Cómo era de pequeño?

R: Hasta la EGB, la Primaria de entonces, era bueno. Me portaba bien y estudiaba. Cuando empecé a mezclarme con el deporte, cada vez peor. Dejé de ir a clase y ya no era tan bueno.

P: ¿Era muy fiestero?

R: Sí era fiestero, sí. Ya con 20 y tantos me gustaba menos salir. Cuando salía lo daba todo, pero me costaba el momento de salir. Ahora, ya no. Para nada. Acabó la temporada del Río Duero y se fueron todos por ahí. No quise saber nada. Mi mujer me invitó a irme con ellos. Me da una pereza salir...

P: ¿Quién ha influido más en su forma de ser?

R: Son jodidas las preguntas, ¿eh? Tiene que ser mi madre, supongo. De pequeño me ha educado ella. Mi madre, mis hermanos y mi mujer. Todo el círculo cercano, el familiar. Incuyo a mi mujer porque llevó desde los 19 años con ella. En algo me habrá influido...

P: ¿Cuál fue la mayor lección que le enseñaron sus padres?

R: A disfrutar de la vida por encima de todo. Eso no significa que me invitasen al desmadre, pero hay que disfrutarla que para eso está. Una palabra que mi madre siempre tenía en la boca es “no pasa nada”. Quitarle importancia a cosas que no la tienen.

P: ¿Y qué no le enseñó nadie y tuvo que aprenderlo a base de palos?

R: A espabilar. Era un niño súper tímido. Me marché con 14 años a Valladolid y me encontré como en la jungla. Estaba muy perdido. Me costaba hablar hasta con los compañeros. En un ‘añito’ tuve que espabilar rápido.

P: ¿Cuál es el mayor éxito de su vida?

R: En general, todo. Me doy por satisfecho por cómo me va la vida. Vivo tranquilo y trabajando en el voleibol. Casado, con una hija y viviendo en Soria. Tengo de todo.

P: ¿Y su mayor fracaso? Algo que pueda reconocer.

R: No me arrepiento de nada, más que de haber dejado de estudiar completamente cuando me metí de lleno en el voleibol.

P: ¿Cuál es su momento favorito del año?

R: 5 de noviembre, el nacimiento de Martina.

P: Dígame algo que no soporta.

R: Las cosas hechas con mala fe. Las que van a hacer daño.

P: ¿En qué lugar de la provincia le gustaría perderse?

R: En Rioseco (su pueblo) no, porque ahí no me pierdo. Lo conzco como el salón de mi casa. Cuando algunos fichajes llegan al Río Duero les llevamos a la Fuentona, a la Laguna Negra o al Cañón del Río Lobos. Sitios espectaculares.

P: Dígame un lugar del mundo que le haya impresionado.

R: Con el deporte, Japón. En plan vacaciones, Tailandia.

P: Y algún viaje que tenga pendiente...

R: Muchos. Irlanda y Gales los tenemos marcados. Estados Unidos o más sitios de Asia.

P: ¿Sabría recitarme una estrofa de un poema de Machado?

R: “Caminante no hay camino. Se hace camino al andar”. La que te enseñan en el colegio.