José Luis Catalán Moreno se sienta en la Tribuna de invitados de Soria Noticias.
Fue por enero de 1976 cuando intenté mantenerme sobre unos esquís en el puerto de Piqueras. Allí, la Diputación de Soria, a instancias del CES (Centro Excursionista Soriano), construyó un magnífico refugio, y en la pequeña ladera de la fuente, conseguí a duras penas mantenerme en pie. Acudían gran número de sorianos y esquiadores de la Rioja a practicar este deporte, pues era el único lugar de Soria donde el CES tenía instalado un rudimentario telesquí que utilizaban algunos expertos para subir a la cumbre y poder deslizarse, ladera abajo con nieve virgen pisada por los primeros en descender desplazándose en escalera para conseguir estuviera un poco acondicionada y poder esquiar. El motor era el de un vehículo 2 caballos acondicionado por José Pérez Hernández con unas poleas por las que se desplazaba una sirga sinfín, a la que nos agarrábamos a duras penas con perchas individuales, siendo él y Antonio Valtueña los encargados altruistamente de ponerlo en marcha, con la colaboración ocasional de otros socios del CES.
La primera vez que intenté subir no conseguí llegar arriba, quedándome a la mitad del recorrido, asustado y sin saber cómo podría bajar esquiando.
Muchos recuerdos llegan a mi memoria de los días pasados allí en mi juventud. Frío y calamidades, sin ropa ni calzado adecuado, pero disfrutando del que ha sido y es mi deporte favorito.
En 1981 a instancias de Carlos Molina Gallego (presidente en aquel momento del CES), entré a formar parte de la junta directiva. Nos reuníamos en el antiguo Bar España para organizar las primeras excursiones al Pirineo Aragonés, (Formigal, Candanchú y Astún). En Jaca nos hospedábamos en el famoso “Casimiro Hilton Hotel”, regentado por los padres Escolapios, situado al lado de la pista de patinaje y cuya estructura estaba compuesta por unas naves con tejado de uralita, 4 habitaciones con literas, baños con plato ducha de hormigón y WC sin apoyo. El picnic para el almuerzo se componía de un bocadillo de mortadela que preparaba el hermano Casimiro.
En 1992 fui nombrado presidente del CES, y junto con la colaboración de otros directivos, conseguimos paulatinamente el ascenso en número de socios y el incremento en la variedad de actividades, llegando a realizar desplazamientos a distintas estaciones de Europa, y lo que nunca nos hubiéramos imaginado, cruzar el charco para esquiar en 3 ocasiones en Canadá y 5 en Las Montañas Rocosas de Colorado (EEUU). Allí es donde hemos tenido la oportunidad de conocer la nieve champagne (nieve polvo especialmente seca, fría y muy suelta), que permite una sensación de flotabilidad mientras se esquía.
Impulsamos la puesta en marcha del Punto de Nieve de Santa Inés con una subvención de fondos europeos conseguida por el Ayuntamiento de Soria. Inicialmente se pretendió desviarla a otros fines, pero gracias a la Diputación Provincial (a través del Patronato de Turismo de Soria) que realizó otra importante aportación económica, el proyecto pudo ser ejecutado. A día de hoy, esto ha permitido que muchos sorianos hayan podido iniciarse en este bello deporte, durante más de 15 años de su existencia. Los retos futuros que planteamos desde el club vislumbran posibilidades de ampliar estas instalaciones llegando a la cota de Pico Buey y así poder contar con una pequeña estación de esquí en nuestra provincia.
Como todos saben, tengo verdadera pasión por este deporte. Siempre he tenido la ilusión de poder practicarlo toda la vida, y especialmente cuando el 30 de marzo de 2015, en la estación de esquí de Vars Risoul sufrí un accidente que pudo costarme la vida. Sufrí dos derrames cerebrales, pero esta situación me empujó a reflexionar sobre la importancia de disfrutar y vivir cada momento: estamos de pasada en este mundo sin saber hasta cuándo seguiremos en él.
Año tras año, en la asamblea general de socios, coincidiendo con la renovación de cargos directivos, he ido solicitando que otra persona ocupara mi puesto. Por fin, este año dejo la presidencia en manos de un gran esquiador, amigo y miembro de la directiva, Jose Pedro Gonzalo Delso, en quien tengo plena confianza y sé que continuará creando afición por el esquí, consiguiendo que el Centro Excursionista Soriano, siga siendo un gran club durante muchos años.
Dejar la presidencia no ha sido tan traumático como pensaba. Después de tantos años en la directiva, me he comprometido a ayudar, apoyar y colaborar en todo lo posible a mi sucesor en el cargo y seguiré trabajando con la ilusión que siempre he tenido.
Quiero agradecer a todos los directivos, amigos y socios su colaboración y comprensión si en algo he podido fallar y de forma muy especial a mi esposa y familia que han entendido y aguantado mi afición por el esquí.