La opinión de Carlos Castro, agricultor, en Soria Noticias.
De repente se hace la paz, todavía está el tejado del pajar de chapa apoyado en la casa de enfrente arrancado a cuajo por vientos de más de 100km/h y volar unos cuantos metros hasta estrellarse en la pared, la bandera de la huerta que aguantaba la tensión en lo alto del mástil y vibraba a velocidad endiablada dando latigazos hasta acabar rota por los bordes, hoy descansa.
Por fin la luz, atrás quedan días cortos y grises de cabeza agachada y refugio, hoy todo tiene color, como de lo invisible, de la nada todo ha surgido, de repente flores de aquí para allá, el verde se apodera de los grises y marrones y es difícil adivinar un trozo de tierra. Y el cuco cantando a lo lejos en la chopera de la dehesa, las incansables tórtolas se arrullan en un gran pino, los vencejos vuelan veloces sobre los tejados mientras acompañan su trino, el agotador silbar del cierzo de invierno hoy se torna sinfonía y relax. Es primavera, por fin. Salgo por la calle abajo con una gayata y los perros, las cagarrutas de la calle delatan que el rebaño ha salido un día más al campo, siempre han estado ahí, nunca han molestado, en los pueblos hay ganado, ¿Qué cosas eh?.. Huelen, pero nada que no se pueda soportar. Al otro lado una granja de cerdos, algún día huelen, pero hoy nada de nada, me acerco al río y no, no es un rio lleno de mierda, jamás lo he visto sucio, en mi paseo no me he encontrado animales muertos por las emanaciones de gases y amoniaco, ni las tierras son un estercolero. Llevan allí toda la vida y han convivido en paz con su entorno. Quizá Cidones no sea el sitio adecuado para la instalación de una granja, por paisaje y turismo, pero hay muchas zonas de Soria con muchas hectáreas de cultivo necesitadas de purín y que pueden acoger granjas perfectamente, siempre de forma ordenada y sin llegar a la saturación. En los pueblos siempre se ha vivido con animales…sino.. ¿Qué?