Barrio

A los músicos de Sierpos Folk les satisface tocar para el vecindario en un modesto gimnasio multiusos junto al Duero. Hablan con deleite para las mujeres cuando ya son las 20 horas y harán música con acordón para todos. Es extraordinario que Fernando y Fran recurran a lo didáctico en todas las interpretaciones para acercar la historia, las anécdotas y las músicas al público que tienen. Es infrecuente que los virtuosos músicos expliquen la reconversión artística trabajada en el taller con este espíritu mestizo, joven, genial del folk.

¿Cómo se es capaz de manejar un tamboril y una flauta a la vez? ¿Cómo se hace eso de transformar una jota tradicional en una canción renovada y atractiva? ¿Por qué no se cuenta con los músicos artesanos emprendedores, como Sierpos Folk, en las aulas de colegios, institutos y universidad para enderezar aptitudes, alimentar adolescentes comportamientos y formar caracteres juveniles?

Donde la vieja Castilla se acaba acoge a un vecindario que quiere emocionarse, con una publicidad del concierto limitada y paradójicamente la fuerza musical arde como rescoldo imperecedero merced a la pericia de un padre y un hijo trovadores, gaiteros, chiflados artistas que conocen sobradamente el oficio en su Barrio de San Pedro.