Algo huele mal

La aparición de Carlos Martínez en las supuestas escuchas realizadas por la policía en la Operación Enredadera, que investiga contratos amañados en la administración, y que ha llevado a prisión al multiempresario José Luis Ulibarri, le ha forzado al alcalde a escenificar una Comisión de Servicios Sociales a la que han acudido absolutamente todos los concejales socialistas, los que están en la comisión y los que no, cosa jamás vista en el Ayuntamiento.

Han hecho desfilar a los sufridos técnicos municipales y, de manera inquisitorial, la reina de corazones de la Comisión, la concejal Ana Alegre, ha lanzado preguntas a éstos, mandando callar y hablar a la oposición como si fueran sus vasallos, y montando un espectáculo jamás escenificado para exhibir un expediente impoluto, en el que la oposición no esperaba, evidentemente, encontrar nada. La corrupción es el arte de dar una pátina de legalidad a lo que a todas luces es ilegal. La cuestión es que han preparado un aquelarre para presionar en el pleno y, sobre todo, para paralizar con su mayoría absoluta la Comisión Especial de Investigación que pide la oposición, como así ha ocurrido. Han quedado en evidencia, porque cuando no hay nada que ocultar, no hay por qué poner trabas. En las escuchas publicadas en el Norte de Castilla, Ulibarri habla de un tal Carlos y un tal Jorge, con quien diseña el pliego y con quien dice tener ya cerrado el tema de Soria. En las escuchas, presuntamente, el empresario dice de Carlos Martínez que “yo he hablado con él puntualmente y siempre fuera de ahí. Es decir, que él toma...no precauciones, mil más, porque aunque nos llevamos bien, él es muy cauto, ¿eh?, por eso está ahí después de tantos años”.