Isidoro Anguita percibe que el pueblo esta “nervioso” después de haberse repetido una avenida como ya aconteciera en 2015. “Hay que afrontar el problema de raíz” recalca.
Apenas dos días después de la fuerte riada que asolaba Santa María de Huerta y con mayor intensidad si cabe su monasterio, el abad del convento cisterciense, Isidoro Anguita, ha admitido que los daños han sido numerosos, tanto en lo referente al patrimonio artístico como también en el recinto de la comunidad monacal.
Sin embargo, Anguita ha recalcado su percepción en el vecindario de la localidad,que está “nervioso y con mucho miedo” ya que un episodio como el sufrido a finales de junio de 2015 y que el domingo volvía a producirse “se puede repetir dentro de poco tiempo”. Por ello, ha instado a “afrontar el problema de raíz” y tomar medidas para que este tipo de desastres no tengan continuidad.
Anguita, en este sentido, ha observado que “todavía no ha habido desgracias personales”, confesando su temor por esta posibilidad, la cual “es muy fácil” de lamentar. “Hay que tomar cartas en el asunto por el bien del pueblo”, ha mencionado.
En cuando a los daños, el responsable del monasterio ha desgranado ante los micrófonos de la Cadena Cope que la cocina del convento “ha sido arrancada, ha desaparecido”, como si de un “tsunami” se tratase. También las puertas de hierro que comunican las distintas estancias, que han aparecido “retorcidas” por la acción de la riada, mientras que la tienda y los almacenes también están “arrasados”, al igual que la fábrica de mermeladas artesanales.
Ya en lo que en patrimonio se refiere, el religioso ha significado que hay áreas que al estar todavía anegadas todavía no se ha accedido, como la sacristía o la ‘Sala de reliquias’, donde el nivel de agua y lodo llegaba al metro y medio de altura. También ha enumerado otros daños, como uno de los retablos que la avenida ha derribado y destrozado.
Todo esto y lo que falta por cuantificar “habrá que ir afrontándolo”, ha concluido.