Con un aforo de más de un millar de protagonistas (entre unos 500 participantes y otros tantos, o más, acompañantes), esta fiesta de las canteras no dejó indiferente a nadie en un Municipal turiasonense que respiró fútbol durante tres ajetreadas jornadas (7, 8 y 9 de septiembre).
Futbol Club Barcelona, en categoría Alevín, y Villarreal, en Benjamín, levantaron la Pinares Cup, proyecto soriano, en el Municipal de una Tarazona que albergaba por primera vez la fiesta del fútbol base durante los días 7, 8 y 9 de septiembre. Las mejores canteras de España (Real Zaragoza, Athletic Club, Valencia Club de Fútbol o Club Deportivo Numancia, quienes eran cabezas de grupo también) acudieron a un evento que aunó a más de un millar de protagonistas, entre futbolistas, acompañantes y meros aficionados al balompié. En total, 32 equipos sobre el verde. Todo bajo la batuta de la anfitriona, la Sociedad Deportiva Tarazona. La citada tierra aragonesa entró, por primera vez, en la historia de una Pinares Cup que ya va por su decimosexta edición, en siete correspondientes temporadas, desde 2012.
“¡Ya tocaba!”, manifestaba Jordi Pérez, entrenador del alevín blaugrana. Y es que el Barça no tropezó esta vez con la misma piedra. A la tercera fue la vencida para la entidad catalana, la cual, desde la tanda de penaltis, aupó un título, la Pinares Cup, que se le había resistido en los dos cursos anteriores (2016 y 2017). Enfrente, un combativo Oberena que no estaba dispuesto a morir fácilmente. Un vibrante 4-4, finalmente, mandó a ambos equipos a la lotería de las penas máximas. Los culés endulzaron el regusto amargo que les había enjuagado el CD San José, la entidad soriana que les ‘robó’ ese mismo galardón en 2017, en Abejar (Soria). Catalanes y sorianos se volvieron a encontrar en la fase de grupos, donde los de Barcelona le endosaron una manita (5-0) a sus verdugos en una singular vendetta. Un preciado trofeo viajó con autobús a la Condal. “¡Volveremos!”, se comprometió, después, el míster del Barça en la zona de prensa.
En el otro campo, pues el Municipal se dividió en dos terrenos para diferenciar las categorías Alevín y Benjamín, dos torpedos (2-1) de un mini submarino desataron la melodía del ‘Yellow Submarine’ en Tarazona. El Villarreal Benjamín truncó el sueño de un Gazte Berriak que llegó a igualar la contienda. Y es que, metafóricamente, “por muchos cartuchos que les dispares a los equipos del norte no los tumbas”, manifestó José Luis González, líder del evento, a la conclusión del torneo. Los dos equipos navarros dieron mucha guerra a los ‘cocos’.
Una gala de inauguración, con mucho color, hizo pasearse a los 32 equipos participantes -16 por categoría- el Municipal de Tarazona. A modo de cierre, una gala de clausura que colocó a todos los presentes, unos 500 futbolistas, en el foco de todas las miradas. Medallas, reconocimientos (siete ideal, mejores futbolistas del torneo, etc.) y los premios ‘gordos’, los dos trofeos tallados en madera. Por otro lado, la Pinares Cup quiso agraciar a la mejor afición y a la entidad más activa, la que interactuaba con el evento, en las Redes Sociales. El Balsas Picarral y el Parquesol, respectivamente, alzaron la correspondiente pata de jamón que les entregó la organización.