Conexión digital, ¿la última oportunidad?

Un día, allá por el año 1836, los responsables políticos nacionales de turno decidieron abolir la organización de la Mesta (etapa floreciente y de liderazgo para Soria) por entender que era una entidad obsoleta, de ‘privilegios’ y normas desfasadas, que no encajaba en la sociedad moderna que se asomaba, con la llegada de una incipiente industrialización en España, ligada -por ejemplo- al desarrollo del ferrocarril.

La Mesta desapareció, sin ninguna compensación ni plan por esta brutal ‘reconversión’ para los territorios perjudicados como Soria. Eso sí, el ferrocarril llegó a nuestra provincia muy tarde y mal, hasta el punto de que la las obras de la línea Santander-Mediterráneo se pararon en 1929, a falta de 63 kilómetros de llegar a la capital cántabra.

Después, con la dictadura de Franco, Soria se quedó fuera de la potenciación de los polos de industrialización que el franquismo impulsó en diferentes zonas de España. Estaba previsto una posterior planificación del desarrollo agrario..., pero nunca se hizo. Por el contrario, miles de familias sorianas tuvieron que abandonar sus pueblos y marchar a esos nuevo polos industriales de España, en un éxodo indecente, provocando en nuestra provincia una despoblación letal que, quizás, resulte irreversible para su supervivencia.

Tampoco la instauración de la democracia y la incorporación a la Unión Europea han resuelto, aún, los problemas demográficos y de desarrollo de Soria y otros territorios interiores de la ‘Celtiberia’. El argumento de los ‘votos’ ha pesado más que el de la solidaridad y la cohesión territorial del Estado.

Ahora estamos ante un nuevo reto histórico de progresión socio-territorial: la conexión a internet y la dotación de un servicio de banda ancha competitivo. Las instituciones provinciales de Soria, Teruel y Cuenca se han reunido para proponer y reclamar al Gobierno medidas de discriminación positiva, para no volver a quedar ‘descolgados’ del futuro, ante la que es -seguramente- una última oportunidad.

¿Se atreven a apostar sobre cómo acabrá esto?