El cielo se nubla por completo pasados los postres pero hace que quintos, Comisión de fiestas y cocineros tengan que guarecerse en el Centro Europa.
Multitudinaria, como siempre, ha sido este martes la comida de final de fiestas del Santo Cristo en Ólvega. Una cita que se celebra en la plaza de España y donde miles de vecinos y también foráneos llenan este espacio y las calles adyacentes para compartir el guiso de alubias y carne en buena compañía.
La mañana comenzaba calurosa, como todos los días anteriores desde el jueves, donde el sol ha presidido unas jornadas intensas, en terrizos, calles y en la plaza de toros. Las ollas comenzaban a hervir y los quintos de este año se empleaban a fondo en desplegar las mesas y las sillas ante la llegada de comensales y autoridades. Después, como es su cometido también, repartían las viandas ya cocinadas. Como es habitual, son los últimos, junto con los cocineros y con los miembros de la Comisión de Festejos, en compartir mesa y mantel, toda vez que el resto de la concurrencia ha dado buena cuena del menú.
Sin embargo, la climatología ha querido este año empañar esta labor, ya que cuando se disponían a comer, las nubes ya cubrían el término olvegueño y descargaban una buena tromba de agua (en torno a los 22 litros por metro cuadrado en algunos puntos de la localidad), lo que llevaba ponerse a cubierto a los veinteañeros, cocineros y miembros de la Comisión de Festejos.
Ayudados por los vecinos, introducían mesas y viandas en el edificio Centro Europa, donde a salvo de los chubascos, han podido disfrutar del suculento guiso al igual que habían hecho previamente sus paisanos.
Un hecho que no ha desanimado a la concurrencia, que daba por buenas estas fiestas de 2018, multitudinarias y acogedoras como lo son siempre.