Pañuelos sin mocos

Decía mi padre que Dios le da pañuelos al que no tiene mocos. Y así es, una realidad en muchas ocasiones sangrante. Como así es en las subvenciones que la Junta de Castilla y León cacarea como bondades para los nuevos emprendedores, para los que tienen intenciones de llevar a cabo una idea y convertirla en proyecto de vida profesional. Resulta que son tantas las trabas, la burocracia, la lejanía de la realidad, que la mayoría se resigna por no optar ni tan siquiera a las mieles dinerarias de la Junta del PP.

En la mayoría de ocasiones, para optar a ellas tienes que demostrar que eres tan solvente que no la necesitas. Para poder cobrarla has tenido que desembolsar la inversión total, por lo que si es que necesitabas el dinero habrás tenido que pedir un préstamo ‘puente’ o similar proeza. Eso significa más gastos, avales, etc.

Una vez que has recorrido este camino de Indiana Jones y has podido justificar a inversión sin salirte de su guión, cobrarás cuando el que tiene que firmar crea conveniente (¡la Administración soy yo!), con los consiguientes gastos de financiación, ahogo y falta de tesorería. Y todo esto hay que aguantarlo estoicamente viendo la propaganda que se hace desde la Junta. Sí señores, esto es ayudar a los nuevos empresarios, a los valientes inversores.

Eso sí, si no necesitabas la subvención, allá para Navidades, cuando te llegue la pasta puedes regalar al pariente o parienta un buen regalo con los fondos recibidos. ¿O no?