El no hay dos sin tres de Rubén Andrés, un soriano muy suizo

Sin mirar atrás. Correr, en el área deportiva, nunca será de cobardes. Y en un evento internacional y atlético se ha de tirar y correr, por lo menos, 10 kilómetros a pie, 150Km y cerrar con otros 30Km en zapatillas. En Suiza ya saben de lo que es capaz el soriano Rubén Andrés, deportista del Triatlón Soriano. Al menos, en la localidad de Zofingen, donde Andrés completó su tercer Mundial de Larga Distancia. Fue decimocuarto en la categoría Élite. El decimocuarto en “el mejor duatlón del mundo”.

Puntual como un reloj de Berna, Andrés ya atisbaba los Alpes suizos desde la autocaravana en la que se desplazó a la tierra de Roger Federer. Andrés agradece que sus amigos “pierdan el tiempo” en acompañarle, en ayudarle, en llevarle y en traerle. Sólo con el desplazamiento ya invirtieron unos 1.492 kilómetros, unas 15 horas. No es moco de pavo, no. Un viaje singular. Un trayecto “diferente, muy chulo”. Todos para uno y uno para todos. Al llegar a Suiza, “volver a recordar y volver a ver un país maravilloso, con una gente de diez”. En Zofingen tienen muy interiorizado ese Mundial de duatlón. Forma parte de su “genealogía”. Por lo tanto, “tratan súper bien al deportista”. Andrés, como en casa.

Un 2 de septiembre de 2018

La organización, “experimentada”, mimó desde el primer segundo a un Andrés que echó a correr el pasado 2 de septiembre en “una pasada de prueba”. Tras una preparación “muy dura”, pues ya afrontaba la competición con 40 años, el soriano se situaba en la parrilla de salida. Andrés, entonces, recordaba y pensaba “en la soledad” del atleta y en la crudeza de afrontar las exigentes transiciones durante las sesiones previas: dejar la bici (unas “tres horas” montado en ella) y afrontar unos “15 kilómetros” a pie “es muy duro”, exclama. “Cuesta hacerlo solo”, lamenta.

“El día D, la hora hache, un día especial en el que todos queremos estar allí” había llegado. Pistoletazo de salida en el tercer Mundial de Andrés. El atleta del Triatlón Soriano se queda sin palabras al rememorar la llegada de Javi Laorden, presente en el Grupo de Edad: “Fue emotivo verlo llegar a meta. Lloraba”, apunta su compañero de batallas.

“Es chocante ver a esos señores (en la casilla de salida). Éstos van a correr lo mismo que yo. A éstos los voy a ver luego, o no, al cabo de siete horas...”, narra el soriano de Élite. Salían “500” y , quizás, acaban “200”. Andrés paró el cronómetro en 6 horas y 44 minutos. “Es significativo: no acaban todos”, corrobora. Van cayendo por el camino. “Si revientas a la segunda o a la tercera hora, son muchas horas de sufrimiento”, avisa. Un “pinchazo” en la bicicleta te puede mandar “a casa”. Todos los detalles cuentan: “Todo tiene que estar perfectamente medido”. Andrés valora el hecho de “acabar” sano y salvo. Llegar a la meta. Subidas y bajadas. Al soriano le sorprendió la velocidad empleada por los demás en “los primeros 10.000”. Para bajar de siete horas hay que darle”, argumenta.

Rubén ‘Ironman’ Andrés

Ya notaba pequeños pinchazos en los isquiotibiales cuando se bajó de la bici y fue a encarar los últimos 30Km a pie. “Por muy bien que hagas la nutrición, puede ocurrir...”. Andrés ni podía parar en los avituallamientos porque se le “subían” los ‘isquios’. Se quedó satisfecho: completó esos 30Km “en dos horas”.

Reconoce que le atrae la idea de disputar próximamente un Ironman. Entra en sus planes. Pero ahora toca descansar. Es realista: “Tengo 40 años y hay que tomárselo con más filosofía”, narra. Lo de entrenar 3-4 meses “como un animal” se lo tomará con “más calma” a partir de ahora.