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Exposición sobre los recuerdos de La Muedra, memoria emergida

Exposición sobre los recuerdos de La Muedra, memoria emergida

Actualizado 28/10/2018 18:34

Unas 8.000 personas han visitado la exposición sobre el pueblo de La Muedra, sumergido por las aguas del pantano hace 77 años, que ha ofrecido Pedro Delgado Martínez con material propio en la casa de cultura de Molinos. Todo un éxito.

”El dolor de las familias que fueron desalojadas de La Muedra, teniendo que dejar las casas, las tierras y su medio de vida, continúa 77 años después”. Así lo asegura Elena Martínez, descendiente de familia de la localidad que acabó sumergida bajo el pantano de la Cuerda del Pozo (su madre es natural de La Muedra). “Los recuerdos no se borran, y la emoción se aviva cada vez que volvemos al pueblo”, dice, asegurando que son muchos los descendientes de la localidad que siguen visitando periódicamente La Muedra, especialmente cuando los periodos de sequía dejan al descubierto los restos del pueblo.

La vida y la historia de La Muedra se ahogó de manera traumática, quedando sumergida para siempre, lo que despierta curiosidad entre sorianos y visitantes.

Por eso, la exposición de fotografías y diversos objetos y documentos de La Muedra, que conserva Pedro Delgado Martínez, ha sido “un gran éxito de visitantes”, unos 8.000 desde que se inauguró en julio. Los interesados aún podrán ver la exposición los fines de semana, hasta que se desmonte, a pesar de que el periodo de apertura oficial acabara el pasado mes de septiembre.

Junto a la muestra de La Muedra puede verse otra sobre ropa y vestimenta tradicional, la que se llevaba en los pueblos en los siglos XIX y principios del XX. Se explica como se lavaba, como se confeccionaban las prendas, o las tareas del hilado de la lana y el lino, los materiales que se utilizaban preferentemente. Esta segunda exposición también es iniciativa de Pedro Delgado, que posee una numerosa y muy valiosa colección etnológica, que ha ido recopilando a lo largo de años.

Referencia cultural

El propio Delgado agradece la colaboración del Ayuntamiento de Molinos, que le ha cedido la casa cultural para exponer una pequeña parte de su museo personal, y anuncia que pondrá nuevas colecciones temáticas. Indica que su voluntad es “ofrecer alicientes a los visitantes que pasen por Molinos, y hacer de esta localidad una referencia cultural en Pinares”.

Elena Martínez explica que La Muedra se desalojó y quedó abandonada, definitivamente, en 1936, aunque la inundación llegó cuatro años después. La aprobación del pantano se produjo en 1923. Como curiosidad, Martínez cuenta que el último en marcharse fue el maestro, que permaneció hasta que se fue el último niño.

Y es que paradójicamente, durante los años que duraron las obras del embalse, La Muedra vivió un ‘espejismo’ de crecimiento con la llegada de las familias de los trabajadores de la presa.

Elena Martínez recuerda con nostalgia que en La Muedra “con 300 o 350 habitantes se vivía bien”, por su rica actividad agrícola y ganadera, dada su ubicación, con tierras de siembra y abundantes pastos junto al Duero.

El pueblo tenía unas 50 casas, un molino, dos tiendas, dos telares, herrero (el último, el abuelo de Elena), se lavaba lana.., y hasta contaba con hospital.

Asimismo, estuvo la ferrería La Numantina, cuyo espectacular chimenea de 25 metros se derrumbó en 2003, a pesar de no pocas advertencias y peticiones de conservación. La ferrería la puso en marcha en el XIX un indiano, donde antes hubo una papelera. Todavía se guardan trasfuegos, trébedes, planchas, cocinas bajas y otros utensilios y herramientas fabricadas en ‘La Numantina’, que aprovechaba las pequeñas explotaciones de mineral de hierro de la zona.

La fábrica estaba cerrada cuando se aprobó la construcción del pantano, noticia que desanimó la posibilidad de que esas instalaciones retomaran la actividad.

Cuando se desalojó La Muedra, sus vecinos -”con las escasas cuatro perras que les dieron por sus casas y sus tierras”- se dispersaron “resignados” por los pueblos de la zona, indica Elena Martínez.

Rehabilitar el cementerio

La exposición de Molinos ha servido para atraer a numerosos descendientes de La Muedra, que no han dudado en firmar una petición dirigida al Ayuntamiento de Vinuesa -que se hizo cargo de La Muedra después de la inundación-, para que rehabilite el cementerio, porque se encuentra en muy mal estado. “En breve”, anuncia Pedro Delgado, “presentaremos las 700 firmas que hemos recogido, de momento. En nuestro ánimo solo está el deseo de que se limpie el cementerio, se adecente y se arregle la entrada", “para respetar con dignidad la memoria de nuestros familiares fallecidos”. Conservar el cementerio es una manera de mantener la memoria de La Muedra.

Después de conocerse la noticia de la futura construcción del pantano, en 1927 se trasladó el cementerio fuera de la localidad, a una cota más alta que quedaba fuera del nivel de las aguas. Es lo único que queda de La Muedra, junto a la cruz que había junto a la iglesia, que también se llevó al nuevo cementerio, y la torre que sobresale de las aguas. Los restos de los enterramientos del anterior cementerio se llevaron al nuevo, a una fosa común.

Datos relevantes

La última persona en marcharse fue el maestro, que estuvo hasta que no quedó ningún niño. Y la última persona nacida en el pueblo de La Muedra tiene ahora 83 años y vive en Salduero. Hoy, solo el cementerio está fuera de las aguas del Pantano.

El Embalse de la Cuerda del Pozo se inauguró un 9 de septiembre de 1941. Aunque la aprobación de la construcción del pantano soriano fue en 1923, la inauguración no llegó hasta 1941. Con 249 hectómetros cúbicos es uno de los 6 embalses con más capacidad de la Cuenca del Duero que ocupa la meseta norte.

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