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Soria de 79 años, va a por el Himalaya: “¿Hasta que el cuerpo aguante? Hasta que siga disfrutando”

Soria de 79 años, va a por el Himalaya: “¿Hasta que el cuerpo aguante? Hasta que siga disfrutando”

Actualizado 06/11/2018 20:23
Bernat Díez

Así se lo hizo saber a un aula Tirso de Molina a rebosar. El alpinista abulense realizó una ponencia, ’65 años disfrutando en la montaña’, correspondiente al XXIX Mes de la Salud, de Soria Saludable.

El alpinista abulense Carlos Soria, de 79 años, todavía tiene cuerda para rato. Así se lo hizo saber a un aula Tirso de Molina a rebosar. Soria no se enfrentaba esta vez al pico de una cumbre, sino a una ponencia, ’65 años disfrutando de la montaña’, correspondiente al XXIX Mes de la Salud, de Soria Saludable 2018. Esa serie de actividades, organizadas por la Fundación Científica de Caja Rural, quisieron encumbrar la figura de su paisano castellano, quien se dispone a escalar el Everest próximamente, como un ejemplo a seguir. La edad no es un impedimento; la edad se lleva en el corazón, lo demás es fachada.

“La cardióloga dice que tengo el corazón estupendo”, presumía Carlos Soria ante los medios de comunicación. Lo dicta un hombre curtido en mil batallas: nació al final de la Guerra Civil, en 1939. Empezó a subir montañas “a los 14 años y hasta ahora”. 65 años entre cima y cima. Se ve capaz de seguir trepando, aunque en estos momentos se encuentre “un poco averiado”, pues le acaban de colocar “una prótesis en la rodilla izquierda”. Persigue un reto mayúsculo: “Quiero volver al Himalaya –ya ha estado, claro– en el mes de abril y espero estar bien para entonces, ya que hace 23 días que me han operado”, narró. El reto de su vida, encumbrar 14 montañas de más de 8.000 metros, está al caer. Está en las manos de Soria y va “estupendamente”. Le quedan por alcanzar “dos cumbres” de esas 14 montañas más altas del mundo. Anda buscando un patrocinador, pero estos temen “por mi edad”. A Soria no le “asustan” ni lo más mínimo sus 79 años. Es más, se encuentra en un estado “fantástico” de forma.

Le hizo un claro guiño a la vida saludable. Sabía dónde se encontraba. Al lado del doctor Juan Manuel Ruiz Liso. “La vida saludable hay que procurar ejecutarla. Al final, es para uno mismo”, expresó el que al inicio de las expediciones pide 5-6 kilos de manzanas en los campamentos bases. No quiere saber nada de la comida basura ni de la bollería industrial, aunque “muy de vez en cuando” se pueda ingerir. Rotundamente, “la vida del jubilado es fantástica”. Así que para Soria, “hay que llegar a la jubilación en las mejores condiciones posibles”, determinó el veterano alpinista de Ávila. ¿Cómo llegar en óptimas condiciones a la jubilación? “Solamente con sentido común, pues en España tenemos una dieta variadísima. Tenemos fruta como en ningún otro sitio del mundo”, dictó. Sigue una filosofía de vida: “El vivir bien merece la pena”, precisó.

¿A la vejez, viruelas? A la edad que alcanza Soria, escalar es lo que toca. El posible referente de Kilian Jornet o Edurne Pasabán rompe con el prototipo de cualquiera persona de edad avanzada en España. “En la vejez hay problemas, pero hay que solucionarlos y convivir con ellos. Cuando me preguntan qué hago para estar tan bien les respondo que disimular”, bromeó Soria.

Impartió más lecciones de vida. “Tener ganas de hacer lo que haces y saber lo que tú quieres hacer para hacerlo”, su modus operandi. A él le ocurre eso mismo “con la montaña”. Porque como explicó en la ponencia, Soria nació “en una familia muy pobre que no tenía la tradición de salir al monte”. Soria abrió bien los ojos entonces. Se le despertó repentinamente la pasión. Tenía “mucha inquietud por los arroyos y los ríos desde muy niño”. Así han ido pasando los días en su vida.

Avisa a los más jóvenes de que “la edad no es un problema” para ejecutar ese tipo de retos. En parte, lo de encumbrar las 14 montañas más altas del mundo responde a la visibilización de ese gesto, de esa causa. La familia de Soria le “apoya incondicionalmente”. Tiene “cuatro hijas maravillosas” que han “hecho muchas montañas conmigo”. Por eso mismo, “hasta que el cuerpo aguante, no: hasta que siga disfrutando”, acabó.

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