La Real Academia de Ingeniería ha reconocido al adnmantino Raúl Muñoz, profesor e investigador del Instituto de Procesos Sostenibles de la UVa, como el ‘mejor investigador joven’ de España. Un premio “a toda una carrera” que aporta “reconocimiento” a una profesión en la sombra.
Soria Noticias entrevista al adnamantino Raúl Muñoz, 'Mejor investigador joven' de España, un premio que le ha sido concedido por la Real Academia de Ingeniería.
Pregunta: En primer lugar, enhorabuena por haber sido elegido como el ‘mejor investigador joven de España. ¿Puede explicar en qué consiste o qué significa el premio ‘Agustín de Betancourt y Molina’?
Respuesta: Muchas gracias. El premio en definitiva, y también en resumen, es un reconocimiento a toda una carrera investigadora dentro del contexto de las ingenierías. Se premia a quien haya realizado una contribución notable dentro de este ámbito.
P: Apartando la humildad característica de los hombres de ciencia por un instante, ¿por qué considera que es merecedor de este galardón?
R: Apartamos la humildad porque en el mundo científico los profesionales, y en concreto los investigadores, estamos hiperevaluados. Las cifras son concretas porque se conoce el número de investigaciones en las que trabajamos, de ellas, cuántas se publican en revistas científicas, el impacto de las mismas en el mercado, etcétera. La suma de todo esto se denomina productividad científica y, en nuestro caso, y hablo en plural porque este premio ha llegado gracias al trabajo de un equipo que forman unas veinte personas, creo que lo cumplimos con creces.
Pero además, se ha tenido muy en cuenta otro aspecto, la aplicabilidad de la investigación, es decir, que esta sea atractiva para el mercado. En esto cumplimos, pues rondamos los beneficios de 10-15 millones de euros.
P: Usted cuenta que trabaja en equipo. ¿Se descarta entonces la “soledad del laboratorio”?
R: Trabajamos en un equipo que lo forman profesores, investigadores y estudiantes, pero sí se puede hablar de cierta soledad. Puedes sentirte aislado al trabajar en una macrouniversidad donde la investigación no está especialmente valorada ni lo suficientemente incentivada.
P: Salió el gordo. ¿Lo tienen más complicado los investigadores de Castilla y León que sus colegas del resto de comunidades de España?
R: Voy a ser sincero, cuando se habla de investigación, el dinero es uno de los factores más determinantes. Además, la investigación viene muy determinada por la financiación de los gobiernos regionales. En España hay tres comunidades que se despegan completamente de las demás. Cataluña, País Vasco y Madrid no se pueden comparar con el resto porque invierten muchos más recursos en este ámbito. En Castilla y León,hasta hace bien poco, estaba implantada la política de ‘café para todos’, que es como yo llamo a distribuir el dinero disponible entre todos sin premiar la excelencia.
P: ¿Café para todos? ¿No es este el primer paso de la relajación del profesional?
R: Si. El ser humano es vago, todos tendemos a relajarnos si no es necesario el esfuerzo para salir adelante. Afortunadamente, en los últimos tiempos están apareciendo ciertos programas regionales de excelencia. Llegan tarde, porque Castilla y León está a la cola de la investigación en España, se ha quedado descolgada por la mala planificación política. Pero, como suelen decir, más vale tarde que nunca y existe potencial y masa crítica para que se puedan hacer cosas interesantes desde el interior de las fronteras de la Comunidad.
P: Con esta situación que plantea, ¿quizás adquiere mayor importancia que llegue un reconocimiento de estas características?
R: Por supuesto. Este premio no lleva mi solo mi nombre. Antes he mencionado a mi equipo, pero sirve también para reconocer la labor de la Universidad de Valladolid y, como no, constituye un excelente incentivo y servirá a otros como referencia. En esta profesión no hay mas secreto que echarle muchas horas. Horas que, por supuesto, no están pagadas. No somos extraordinarios en ningún sentido, si nosotros hemos podido cualquiera puede.
P: Raúl, le propongo viajar al pasado. ¿En qué momento decidió que quería ser investigador? ¿La vocación está ahí desde pequeño? ¿Por qué no otra profesión con mayor visibilidad y reconocimiento?
R: Eso es algo que vas descubriendo poco a poco. La formación en este país es muy teórica y no es, hasta los últimos años de carrera, cuando se empieza a descubrir la investigación.
Tuve la suerte de que mi carrera (Química) ofrecía varias oportunidades de becas Erasmus. Me fui a Suecia y allí me dieron la oportunidad e hacer mis primeros pinitos. Entonces descubrí que valía para esto. La investigación es una carrera muy bonita, y no soy el único que ha apostado por ella. Muchos jóvenes harían lo mismo que yo. Hay oportunidades pero falta una apuesta económica decidida.
P: Volvemos a hablar del vil metal. ¿Todo es cuestión de dinero?
R: Sí, lamentablemente esas son las palabras. Todo es cuestión de dinero. En esta profesión si se invierte más dinero se consigue mejor instrumentación. A mejor instrumentación, mejores resultados, y cuando consigues esto puedes acceder a la financiación europea, que ahora mismo es donde cualquier investigador tiene su meta. Cuando cruzas esta línea se vuelve a poner en marcha el círculo. Suena triste pero es así.
Pongo un ejemplo. En este país tenemos el hándicap de que cuando hay una crisis económica lo primero donde se reduce la inversión es en investigación. No se considera vital. En países como Estados Unidos esto no sucede, y esto es lo que marca la diferencia. Las revistas científicas se llenan con nombres estadounidenses porque disponen de los fondos para sacar sus proyectos adelante.
P: Esa es la causa de la fuga de talento. Salida de jóvenes formados en un territorio para trabajar en otro. ¿Qué piensa de esto un soriano como usted?
R: Yo soy de Almazán y trabajo en Valladolid. Es una cuestión de obligación y no de devoción. En Soria cuando uno cumple18 años y sale a estudiar fuera sabe que no va a volver. Es conocedor de que, de una forma u otra, está firmando su carta de exilio. No hay que ser ingenuos, la realidad es que si tienes trabajo en algo que te gusta nadie se separa de su círculo, nadie abandona su familia y sus amigos. Yo tengo la suerte de estar a dos horas de todos ellos, pero también soy consciente de que el año que viene será el primero en el que pase más tiempo en Valladolid que en Almazán. No se pueden mantener dos vidas en paralelo y acabas estableciéndote donde tienes el trabajo, perdiendo contacto con Soria.
P: Si pudiese revertir esto, es decir, regresar a Soria pero manteniendo su profesión, ¿volvería?
R: Por supuesto. Y digo una cosa, quizás esto no sea algo descabellado. Soy consciente del revuelo que se produjo el año pasado en torno a la Universidad de Valladolid, pero las perspectivas han cambiado y son buenas. La apuesta de la UVa con Soria es importante. Se va a poner en marcha el centro de investigación y se han producido nuevas contrataciones de gente muy competente. Esto lo digo porque conozco a esas personas. Profesionales que se sumarán a los que ya trabajan en Soria, gente muy motivada. A nivel personal me gustaría que el Campus de Soria explote todo ese potencial investigador que sé que tiene.