El cuadro numantino culminó la faena que había iniciado en una primera mitad improductiva de cara a portería. Vendaval en la segunda (Higinio, Albentosa –pp– y Nacho) para hundir al colista, romper el hechizo ante los farolillos rojos de Segunda y volver a la calma en Soria y en Los Pajaritos.
Mar en calma en Soria, donde se encauzan las aguas, sumidas nuevamente entre la paz. El CD Numancia culminó la faena, a través de la posesión y el dominio, con un despliegue ofensivo en la segunda mitad (3-0) ante un Nàstic que sólo tuvo crédito en los primeros 45 minutos. El 2-0 le hizo mucho daño al colista. Por su parte, el cuadro numantino rompió el hechizo, pues llevaba tres campañas (2015-16, 2016-17 y 2017-18) encallándose ante los farolillos rojos de Segunda división (Llagostera, Mirandés y Sevilla Atlético). Por otra parte, la escuadra soriana en las últimas diez temporadas tan sólo había vencido una vez al Nàstic. La bestia negra es ya un poco más afable. Luz en Soria. Casi es Navidad. Vuelta a la calma clasificatoria.
A Los Pajaritos le salió una caries justo empezar. El Gimnàstic de Tarragona, con el agua al cuello por su situación clasificatoria, salió peleón, como el mal vino, en Soria. Javi Márquez, quien tuvo que remplazar a un lesionado Ramiro Guerra, avisó de las intenciones granas. Armó un golpeó que se perdió fuera en los primeros segundos. Tardó cinco minutos el Numancia en apropiarse de la contienda y sacudirse el arrebato grana, que vestía esta tarde-noche de amarillo. Sólo necesitó ese breve periodo temporal.
Pronto se hizo de noche en Los Pajaritos –es lo que tiene el horario preinvernal– y dejó de soplar un viento molesto que se levantó a primera hora de la tarde entre los aledaños del fortín rojillo, el cual buscaba precisamente eso, ser nuevamente un fortín tras el disgusto ante el Rayo Majadahonda. La adversa condición meteorológica le cedía todo el protagonismo al Numancia en su casa, que debía levantarse del suelo en su parroquia. Remedio casero delante de un Nàstic que sabía lo que iba: el peso del encuentro quedaría tutelado por los de López Garai. Parsimoniosamente, la armada rojilla embotelló a la escuadra catalana, muy ordenadita atrás. Nacho, uno de los recambios propuestos por el cuerpo técnico durante la decimosexta jornada, y Yaw Yeboah, quien tardó tan sólo cinco minutos en ejecutar su primera cabalgada eléctrica, eran los futbolistas designados, desde los carriles, para acabar rompiendo la fortaleza tarraconense.
Al Numancia nadie le gana en posesión, pero sí que se necesita muy poco para generarle peligro y hacerle temblar. En sendos contragolpes de Brugué, el catalán estrelló el esférico en el interior del larguero y al lateral de la red, en la jugada sucedánea. La réplica soriana no tardó en llegar y se registraron tres acciones de vocación ofensiva en un periquete: Nacho, con un tiro blando a las manos de Becerra, Higinio, después de perfilarse y mandar un balón que rezó el larguero, y Fran Villalba, con un lanzamiento débil y mordido, electrocutaron al Nàstic y le devolvieron el tembleque.
El síndrome ‘Luis Miguel’ encendía a Los Pajaritos, que se desesperaba cuando el Numancia se empecinaba en mandar el balón atrás para que la zaga rojilla empezase a generar de nuevo las jugadas. Y es que los de López Garai, en ciertas ocasiones, pecan de una lentitud apropiada en los boleros del cantante sudamericano. Resultado gafas (0-0) en los primeros 45 minutos y a volver empezar, ¡qué remedio!, en la reanudación. El Numancia dominaba, pero no remachaba…
Encendía la locomotora Unai Medina desde la derecha y Yeboah estampaba un balón al cuerpo de la zaga catalana. Era el Nàstic el que tiraba de contragolpes y el Numancia el que enhebraba las jugadas con paciencia y buenos alimentos. La estructura presentada en la primera mitad era idéntica a la patentada en la segunda. Incluso, con factores parecidos: los de López Garai seguían exasperando al graderío, el cual se olía las jugadas. Se avanzaba a los acontecimientos: “¡Venga, al portero!”. Y efectivamente, el Numancia volvía a recular y a cederle el balón a su guardameta Juan Carlos.
Higinio acalló la resignación a continuación. La puso con guante de seda Unai Medina desde la derecha y el ‘9’, el gato con el que sale a cazar López Garai, cabeceó el 1-0 entrando desde atrás. Los sorianos rompían el hechizo –su impotencia ante los farolillos rojos de Segunda se aproximaba a su fin–. El 2-0 no tardó en caer. Más ‘Vino griego’ en Soria. Raúl Albentosa e Isaac Becerra no llegaron a un acuerdo y esa fatal acción supondría otra pincelada dorada del cuadro rojillo. El central se introdujo el balón en la portería que no tocaba.
El Nàstic estaba grogui y los de casa siguieron ahondando en la herida. No se detenía la hemorragia y los tarraconenses profundizarían su estado depresivo: Nacho clavó el 3-0. Nadie le vino a buscar. Nadie le increpó. Nadie le molestó. El ‘11’ se plantó solísimo para empalar cómodamente. La entrada de Manu del Moral interrumpió el monólogo silencioso de la escuadra numantina. Silbaron Los Pajaritos, que no le perdona al delantera jienense su salida fugaz de Soria este pasado verano.
El 2-0, justo después del 1-0, hizo muchísimo daño al colista. No dio más señales de vida el cuadro catalán y los castellanos, mientras tenían cogidos a los tarraconenses del cogote, se lo acabaron pasando pipa, entre olés, en casa. El Numancia acabó rematando en la segunda mitad la faena iniciada en la primera. En la segunda mitad, demasiado Numancia, que acabó empachándose en un festín, para un flojo Nàstic.