La opinión de Roberto Vega, entrenador de base.
Nuestra sociedad evoluciona. Abuelas, madres, hijas y nietas construyen el mundo y, partiendo de una situación de normalidad, cuando hablan describen situaciones diferentes: la abuela hacía ejercicio acercando al tajo la comida del abuelo mientras que la nieta acude al gimnasio.
Últimamente me he aficionado como espectador participativo al balompié cadete provincial que se celebra los fines de semana en unas instalaciones que desconozco si se llaman ya, o llamarán, “José Andrés Diago”. Como padre afirmo que aquellas condiciones, dar patadas al balón en las eras cuando las porterías eran 4 piedras, son radicalmente diferentes a las de estos estudiantes de 4º ESO que disponen de entrenador, se desplazan por hierba artificial, usan buen calzado y se cambian en unos vestuarios.
En el pasado Cross de Valonsadero (25 años de pundonor, sudor y lágrimas) la joven keniata campeona absoluta le confió a Irene, otra joven y traductora que la Delegación Soriana de Atletismo emparejó en el control de dopaje y que sólo se separaron cuando a Gloria se la llevaron para Madrid, le confió que entrena tres veces al día.
¡Oh, aroma poderoso de todos los Deportes! ¿Cuándo dejarán de coincidir Valonsadero y Numancia el mismo día, en casa y a la misma hora?