Mágica reacción numantina que acaba con una remontada en A Coruña. MAgia negra impartida por los de López Garai, quienes arañan un punto de Galicia y dan otra vez la talla en un estadio de Primera, el cual ahora reside en Segunda. Alain Oyarzun guía a la estructura rojilla.
Las premoniciones gallegas aseguran que las brujas –las meigas- existen, que sobrevuelan A Coruña, escenario del crimen que perpetró el Numancia. ¡Haberlas, haylas! Y el cuadro soriano, que recordó al del pasado más reciente, creciéndose en otro campo de Primera, embrujó Riazor (2-2). Valiente remontada (2-0) la del ‘Súper Numancia’, el cual le coge prestado ese calificativo al Deportivo de los 2000 en este mágico mediodía. Brujería –magia negra– la de Soria en las aguas coruñesas. Oyarzun abrió la playa de Riazor. La tempestad gallega al inicio amenazaba con otro pasaje terrorífico para los de López Garai, quienes se subieron, a merced del ‘Dépor’, en el tren de la bruja, Aunque los escobazos se los acabó llevando un resignado Deportivo.
Tornado en Riazor. Este Deportivo de Segunda tiene ciertos aires del ‘Súper Dépor’ de Primera, a principios del milenio. Raudo, veloz y preciso como un reloj. Así empezó el conjunto gallego, el cual intimidó en seguida al Club Deportivo Numancia, muy desbordado en los primeros compases de la partida, en A Coruña. Después de un remate teledirigido de Expósito y una actuación providencial de Juan Carlos, sacado los pies, ante un remate seco de Quique González, aterrizó el jarrazo de agua helada para la estructura soriana en A Coruña. Saúl García fue escorándose por la izquierda, la acabó centrando, la prolongó Carles Gil y fusiló Edu Expósito al arquero rojillo con un trallazo desde fuera del área. Imparable, imposible: por la misma escuadra.
Minuto 9, nueva pesadilla para el CD Numancia –volvía a encajar demasiado pronto– y el ‘Dépor’ encañonaba sin miramientos al que había sido su juguete en los primeros 10 minutos de juego en Riazor. Los de López Garai, quienes achicaban agua una y otra vez para frenar la hemorragia a la gallega, eran incapaces de salir de la cueva. Los coruñeses estaban en un estado plétorico y no concedían ni las más mínima. De hecho, el Numancia solventó la primera mitad ejecutando tan sólo dos remates entre los tres palos de la portería defendida por Dani Giménez.
Se frenó el Deportivo, la cogió (la pelota) la escuadra numantina y la empezó a tocar intermitentemente sin generarle demasiada angustia a su oponente. Se enfundó el frac el cuadro soriano, agitó la batuta, en medio de un estéril dominio, y apareció la ligera ocasión de Yaw Yeboah. El ghanés ejecutó el primer lanzamiento entre los tres palos de los sorianos. Flojo, blando y centrado. Sin embargo, cuando el Numancia estaba en paz y había logrado, en cierta medida, paliar el ímpetu de los de González, la lió Pape Diamanka. La preparó bien preparada el senegalés, quien la cedió mal atrás y ese esférico lo explotó Borja Valle, quien batió en un uno contra uno a Juan Carlos, sin que la zaga rojilla pudiese reaccionar. 2-0 y otra tempestad coruñesa casi sin tentarla… Carles Gil, una apisonadora por la zona ofensiva del ‘Dépor’, quería más y en una jugada repleta de velocidad, en la que ni Mateu pudo frenarle agarrándole de la camiseta, la abrió hacia Borja Valle, quien a punto estuvo de clavar el 3-0 en Riazor. El palo evitó el derrumbe definitivo de los sorianos.
Yeboah y Medina rozaron el 2-1 en el inicio de los segundos 45 minutos. La salvación del Numancia tuvo nombre y apellido en la reanudación: Alain Oyarzun. El ‘15’ le lavó la cara al bloque numantino, imponiéndole una marcha más en A Coruña. Se asoció con Unai Medina, al que le puso un esperanzador centro desde la izquierda. Apareció la testa del carrilero para superar a Dani Giménez, quien sólo pudo ver cómo el esférico lo repelía el travesaño hacia adentro. El Numancia no había dicho su última palabra, Oyarzun abrió la playa de Riazor y los rojillos se lanzaban, con poca prudencia y dejando amplios espacios en un verde ensanchado, hasta el 2-2.
El otro Numancia, el del segundo acto, volvió a padecer los martillazos ofensivos de un ‘Depor’ que no quería permitirle la resurrección al bloque de López Garai. Eneko Bóveda, fallando una vaselina, y Carlos Gil, mandando el balón con rosca cerca de la madera. Los arrebatos gallegos fueron el preludio de un mágico desenlace para el Numancia en Riazor. Sacó la coraza y, a pecho descubierto, decidieron ir a tumba abierta en A Coruña. El ingenio, la imaginación y la puntería se adueñaron de Alain Oyarzun, héroe en Riazor. El extremo vio como Diamanka entraba como un cohete en el palo izquierdo y se la puso justamente para que el senegalés, elevándose a lo ‘Karte Kid’, colocase el 2-2 en un Riazor que se quedaba boquiabierto.
Culminó la remontada un Numancia que recordó al de tiempos pasados muy cercanos, cuando volteaba el luminoso con Jagoba Arrasate a bordo. Saúl García vio la roja directa por frenar con el brazo a Fran Villalba, se dieron tres de prolongación y el Numancia volvió a dar la talla en un campo de Primera. Riazor, a sus pies.