El que fuese medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Barcelona’92 recibió una llamada fulminante en septiembre de 2018. La confrontación entre ambas partes deberá solucionarse a través de la Justicia.
Divorcio tan express como fulminante. El Centro de Tecnificación Deportiva CAEP Soria no cuenta para esta temporada con un Javier García Chico, dilatado y contrastado saltador con pértiga, al que despidió el pasado septiembre de 2018. La confrontación entre ambas partes deberá solventarse en los juzgados.
La historia de amor entre García Chico y el CAEP, después de 14 años, se ha roto en mil pedazos. Es más, la riña definitiva entre ambas partes deportivas ha acabado como el Rosario de la Aurora, en una de las salas procesales de la Justicia española. Por la vía judicial deberá solucionarse un conflicto que no pertenece al inminente presente, pues el ‘Caso García Chico’ ha pasado de puntillas, en riguroso silencio, por la actualidad deportiva de la capital. Lo cierto es que al laureado saltador con pértiga no le han renovado su contrato como entrenador en el CAEP.
Cierra la puerta al salir, que se escapa el gato. El que se escapa definitivamente de las compuertas del CAEP, las tendrá que cerrar por fuera, es un barcelonés que se colgó una medalla de bronce en los únicos Juegos Olímpicos que ha albergado España. La Ciudad Condal se echó a los pies de un vecino suyo un verano de 1992. Y Javier García Chico explotó un enero de 2019. Se muerde la lengua en un sinfín de declaraciones que se quedan en su mente y no saldrán a la luz, pero la alfombra acumulaba tal cantidad de suciedad que "al final, si no dices alguna verdad siempre ganan los malos".
A la calle. Varios rings telefónicos registrados en septiembre, los cuales acabaron convirtiéndose en fatales para el futuro de García Chico, le presentaron una nueva realidad al ya exentrenador de pertiguistas en el CAEP. Se encontraba de vacaciones y recibió una llamada en la que se le comunicaba "que no me iban a renovar", pues "creían que ya no servía para lo que estaba haciendo". García Chico lamenta que todo ocurrió deprisa y "sin más". Sólo recibió esa "llamadita" de cortesía. Considera que "después de 14 años en los que el CAEP ya está en funcionamiento, no les hago falta y me han echado", resume el atleta barcelonés afincado en Soria.
Por su parte, y alegando que "no es el momento oportuno para realizar declaraciones al encontrarse ese asunto en proceso judicial", el CAEP se mantendrá en silencio hasta que "no haya una sentencia".
Sin demasiados miramientos, el centro soriano de alto rendimiento decidió cortar por lo sano y partir peras definitivamente con una figura abocada a la cola del paro. La pértiga de Chico, clavada en las dependencias del INEM. "Probablemente, ahora tendré que marcharme (de Soria) porque tendré que buscarme la vida en otros sitios", manifiesta García Chico con un tono de resignación.
Los oídos le pitan al pertiguista. Ha escuchado una serie de "mentiras" que no propiciaron su despido. En Soria se rumoreaba que sus discípulos ya no confiaban en los métodos García Chico. Sobre esas habladurías, "se ha ido gente, pero no por mí. A Carla Franch yo la apoyé para que se fuera", explica. "No es cierto que perdieran la confianza", puntualiza. "Desde el CAEP se ha hecho un buen trabajo: no las he contado, pero hemos sacado más de 50 medallas en los campeonatos de España. Partimos de cero", explica García Chico.
La "guinda del pastel" se la merendó García Chico en su "casa", durante los Juegos Olímpicos de Barcelona. Se colgó un bronce en salto con pértiga y "cumplí un sueño". Javier García Chico ha echado raíces en Soria. Su niño nació en la capital. Hace 14 años apostó por instalarse en la geografía castellana, y aquí sigue. En la capital, "he creado a mi familia". El reconocido atleta español está a gusto en Soria, "si no, me hubiera ido", pero dadas las circunstancias, ya tiene las maletas en la puerta.