Este Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia se celebra en Soria con diversas actividades, que pretenden romper la brecha entre la cantera de investigadores. Zaira Ortega, científica soriana, impartirá una charla en Las Pedrizas con el objetivo de “despertarles la chispa de la curiosidad” sin distinción de género.
El 11 de febrero se celebra a nivel internacional el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, una jornada declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, y que nació con el objetivo principal de acabar con la brecha de género existente en los sectores de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM por sus siglas en inglés).
A nivel nacional, la Organización '11 de febrero' se encarga de recordar año tras año la oportunidad de esta conmemoración. Según sus datos: “Aunque el número de mujeres con estudios universitarios ha crecido mucho en las últimas décadas, superando actualmente el 50% del total, la distribución por carreras es muy desigual: en particular, la presencia de mujeres en ciertas áreas científicas, como la física y las ingenierías, es muy inferior a la de los hombres. Este desequilibrio se acentúa según se progresa en la carrera investigadora. En las ramas científicas biosanitarias y en ciencias sociales, la proporción de mujeres estudiantes es mayor que la de hombres, pero igualmente la proporción disminuye notablemente en etapas posteriores”.
De acuerdo con un estudio realizado en 14 países, la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%, respectivamente, mientras que para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%.
No existen actualmente datos provincializados, pero en Soria también se celebra este día y lo hace de la mano de esta organización, promotora de diversas actividades y charlas en centros docentes de la capital y la provincia. Una de estas charlas la impartirá Zaira Ortega Llorente, investigadora y miembro docente de la Universidad Internacional de La Rioja, en el Colegio Público Las Pedrizas de la capital soriana. Bajo el título ‘Investigando sobre neurodegeneración’, intentará “despertar la chispa de la curiosidad” en los alumnos de tercero y quinto de Primaria. Una tarea “vital” para ella pues es “en edades tempranas, cuando no existen miedo ni prejuicios, el momento en el que se debe motivar a los alumnos para que descubran la ciencia como una oportunidad, y no como un muro a saltar”, explica.
Al entrar en una de las aulas de quinto de Primaria de Las Pedrizas, acompañados por la mujer que les guiará durante la charla del día 11, se descubre que la hipótesis de la científica no se presenta descabellada. “Las niñas no se consideran diferentes. Los niños tampoco. Ellos se ven y se tratan como iguales y somos los adultos los que les enseñamos las diferencias”, apunta Ortega con seguridad.
Todos se asombran con la explicación de la tarea investigadora, todos levantan la mano movidos por similares intereses. “¿A qué te dedicas? ¿Cuánto has tenido que estudiar para ello? ¿Se podrá curar el alzhéimer? ¿Trabajas con cerebros de verdad?”. Los pequeños se animan al comprobar que la persona que tienen delante fue un día como ellos son ahora.
Se asombran y asombran para romper estereotipos. Hay alumnos apasionados por la historia y alumnas a quienes las matemáticas les vuelven locas. “Los niños y las niñas tienen los mismo intereses. Es cierto que siguen observándose algunas tendencias” afirma Ortega cuando se le presentan los datos que afirman que según el último informe PISA sólo una de cada cinco chicas de 15 años quiere dedicarse a profesiones técnicas (7% en España) mientras que el porcentaje que se decanta por carreras del ámbito sanitario asciende a un 15-17%. “Todavía hoy”, continúa la investigadora soriana, “existen ciertas carreras que siguen considerándose femeninas y otras, como por ejemplo las ingenierías, que llevan apellido masculino. Pero esto cada vez ocurre menos. Esto sucede porque se ha condicionado socialmente a los niños y por eso es importante dejarles hacer, que experimenten sin ponerles trabas porque no existe ningún determinante evolutivo que haga a los niños distintos de las niñas”, explica la experta, para agregar que “lo que sí se debería hacer es enseñarles que a lo largo de la historia ha habido científicas muy importantes. Ayudaría a su motivación”.
“Personalmente puedo afirmar que nunca me he encontrado con una barrera que me impidiese progresar en mi carrera por ser mujer, por eso creo firmemente en la igualdad y soy partidaria de normalizar”, afirma de forma contundente.
El camino no ha sido corto. Zaira es de Soria y comenzó sus estudios en el Colegio Sagrado Corazón. Con 18 años traspasó los límites provinciales movida por una vocación investigadora que le inundaba. “Me matriculé en Químicas en la Universidad Autónoma de Madrid con la intención de especializarme en bioquímica, y antes de acabar la carrera compaginé los estudios con el trabajo en varios laboratorios. Después me quedé en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa para realizar mi tesis sobre la enfermedad de Huntington (patología neurodegenerativa). Cuando acabé hice un postdoctorado en la Complutense y una estancia en Ámsterdam”. Entonces se acabó la financiación y llegó el momento de tomar decisiones; “Se me ofreció la oportunidad de regresar a Soria, lo puse en una balanza y aposté por quedarme”.
En todo este trayecto la investigadora soriana no ha sentido la brecha de género. “La becas son públicas y anónimas. La financiación no distingue entre hombres y mujeres; depende más del nombre, el prestigio o los contactos que puedas tener”. Pero Zaira no peca de ingenua y reconoce que existe cierto techo de cristal que se cierne por encima de las cabezas femeninas. “El momento crucial para una científica, o para cualquier mujer con carrera profesional, es en el que me encuentro ahora mismo”, describe Ortega señalándose el vientre que deja entrever una feliz espera. Esto se corresponde con los datos que maneja la Organización 11 de febrero, que apuntan que “el número de mujeres en puestos científicos se ha visto incrementado aunque la proporción de catedráticas y profesoras de investigación (CSIC) no llega aún al 25%”.
Así lo describe a la perfección la investigadora. “La maternidad supone una pausa en la vida profesional de las mujeres, no se puede obviar. Los hombres no tienen que abandonar (aunque sea solo por unos meses) su trabajo, y eso quizás les permite alcanzar puestos más altos en la jerarquía, puestos de mayor responsabilidad”. Por ello, añade, “es cierto que todavía hay que hacer hincapié en nuestros méritos, pero mi ideal es que llegue un día en que no sea necesario”.
638 niñas y adolescentes de la región han podido potenciar sus vocaciones científicas y tecnológicas gracias a este programa de mentorización de referencia en España, el 'Stem Talent Girl' puesto en marcha con la colaboración entre la Junta de Castilla y León y la Fundación ATSI. Cuenta con el apoyo de empresas de la Comunidad.