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Soria se luce desde las alturas

Soria se luce desde las alturas

Actualizado 21/02/2019 11:22

La sierra de Santa Ana ofrece a vecinos y visitantes la posibilidad de redescubrir la ciudad desde las alturas y relajarse observando las sierras que la rodean. Urbión, la sierra Cebollera y el Moncayo, con todas sus naturales armas, parecen servir de guardianes y proteger con sus cetros la fortaleza de hormigón soriana.

Existen dos formas de contemplar la capital soriana, una ciudad que se luce de forma tímida pero radiante. Los caminantes pueden adentrarse en su interior para descubrir sus rincones más bellos, pero la geografía que rodea al núcleo urbano permite una segunda opción, la de alejarse y ascender para disfrutar del conjunto en panorámica.

La ruta que se propone en esta ocasión asciende, en un paseo apto para todo tipo de personas, hasta el Cerro de Santa Ana a 1.268 metros de altitud, desde donde no sólo se luce la ciudad en su poderío, sino que rodeándola se hacen protagonistas las sierras de la provincia como son Urbión, Cebollera y el Moncayo.

La Sierra de Santa Ana constituye uno de los valores naturales más importantes del entorno de la capital. El recorrido discurre paralelo al cauce del rio Duero, y asciende a la sierra por una estrecha senda que se adentra en un barranco calizo. Hace más atractivo el paseo la atmósfera a la que contribuyen las numerosas plantas aromáticas que se pueden encontrar como el tomillo, santolina o el espliego.

La ruta parte del Centro de Recepción de Visitantes ‘El Fielato’, situado junto a los Arcos de San Juan de Duero. Se deberá cruzar el río Duero por su puente medieval y nada más atravesarlo hay que girar a la izquierda por el paseo del Postiguillo hasta la primera pasarela metálica al Sotoplaya. Tras pasar este paraje, hay que desviarse a la derecha por el paseo de San Saturio.

Después de cruzar San Polo y atravesar el puente de Hierro del ferrocarril, pronto aparece un desvío a la izquierda que asciende por un barranco hasta encontrarse con la pista para vehículos que sube desde la carretera a Alconaba.

Desde allí, tan solo queda un corto tramo por un camino asfaltado hasta alcanzar la mesa desde la que se obtienen las panorámicas que inspiraron a escritores como Machado, Bécquer o Gerardo Diego.

Puntos claves

San Juan de Duero. Enclave donde se asentó la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Duero. Procedentes de Tierra Santa y enriquecidos por los conocimientos y la multiculturalidad de esos lugares, construyeron un ecléctico cenobio, reformando una pequeña iglesia románica que ya existía y levantando el resto del monasterio. Lo más llamativo es su claustro, punto turístico por excelencia.

San Polo. El monasterio fue lugar de implantación de un asentamiento templario, que junto con los Hospitalarios de San Juan de Duero, eran las dos órdenes militares que defendían el acceso principal a la ciudad. Fue declarado Bien de Interés Cultural con categoría de monumento en el año 2011. Actualmente es de uso particular.

San Saturio. Esta ruta no hace parada en este emblemático punto, pero por su cercanía merece una mención. La ermita acoge en su interior unas impresionantes pinturas que narran la vida de San Saturio, canonizado por entregar todos sus bienes a los más necesitados y retirarse a una vida de anacoreta.

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